El Camino Hacia Ser

"Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia"
Honoré de Balzac

viernes, 17 de abril de 2015

La obediencia a mi Amo, principio de felicidad



Hoy quiero hablar de la obediencia. De lo que supone hacer caso a mi Amo en todo lo que me dice y cómo he llegado a disfrutar y a sentirme bien, y hasta realizada obedeciéndolo.


Reconozco que jamás he sido una persona obediente, nunca le he hecho caso a nadie. Más bien todo lo contrario. Mi naturaleza ha sido hacer lo contrario a lo que me decían. He tenido problemas con profesores, jefes, y por supuesto con mis padres. He hecho lo que me ha dado la gana, y lo que me ha parecido bien en cada momento, guiándome tan sólo por mi propio criterio. Por eso es aún más increíble todo lo que estoy experimentando precisamente con la obediencia.

Justo ahora que hace tres meses que mi Amo me encontró, o que yo lo encontré, o que nos encontramos, echo la vista hacía atrás, y no me lo puedo creer. Seguro que muchas personas han podido seguir un Camino parecido al mío. Y probablemente éstas sean las que mejor me pueden entender. Cuando mi Amo empezó a pedirme que hiciera cosas, mi primera reacción natural era preguntar: ¿por qué? ¿para qué? Era una actitud remolona. Después me cuestionaba si sería capaz o no... Siempre buscaba excusas, y siempre decía "mañana", española manera de no hacer las cosas, de "escaquearse". Pero poco a poco mi Amo ha sabido sacar lo que había dentro de mí, y que ni yo misma conocía, ni siquiera intuía, al menos de forma consciente. Ahora cuando mi Amo me pide algo ya no me cuestiono nada, ni pienso si seré capaz o no, sólo pienso la mejor manera de hacer lo que él me pide. Disfruto haciendo lo que me ordena, y si soy capaz de hacerlo bien para que él esté complacido, y se sienta satisfecho conmigo, llego a excitarme. Al principio temía cuando estábamos hablando que me ordenara hacer cosas. Ahora sin embargo estoy expectante, esperando sus órdenes. Es cierto que a veces son cosas complicadas, y que mi Amo siempre me pide más, es muy exigente, pero eso me gusta. Yo no dejo de intentar hacerlo lo mejor que sé. Da igual que me pida algo relacionado con mi trabajo, con mi vestuario, con mi sexualidad, con lo que sea. Yo quiero hacerlo. Yo sólo quiero obedecerlo. Para mí decepcionarlo es la peor de mis pesadillas. La idea de que se vaya, de que me deje, de que desaparezca de mi vida, y deje de ordenarme, es simplemente insoportable para mí. Todo lo que mi Amo me pide que haga es porque cree en mi. Porque confía en que soy capaz de hacerlo. Eso para mí es suficiente. Esa es la motivación que necesito, saber que él cree en mí, y en hasta dónde puedo llegar.

Nunca creí que fuera posible ser feliz obedeciendo. Nunca pensé que la mayor motivación de mi vida pudiera estar en cumplir las órdenes de nadie. Y como ya he comentado en otras ocasiones, lo que tampoco podía imaginar es que la obediencia me hiciera fuerte. En mi arrogancia hubiera jurado que obedecer era de débiles y de pusilánimes. Así hubiera hablado con mi ego. Hoy sé que la obediencia implícita en la sumisión, es la fuerza interior que te lleva a crecer como persona, como profesional, como todo, y además añadiendo el plus de la satisfacción y casi que hasta el de la felicidad.

Yo no puedo hablar por nadie, como siempre digo, simplemente estoy compartiendo desde la humildad, lo que yo estoy viviendo, ya que me está cambiando totalmente. Cambio que ha comenzado por dentro y que ya es más que manifiesto por fuera también. Aún me queda mucho por andar, estoy casi para poder comenzar a andar, como dice mi Amo, ahora casi he llegado al punto de salida. Hacer este Camino, me está haciendo feliz, me está haciendo mejor persona, me está haciendo más fuerte. Y todo gracias a mi faro, a mi guía, a mi todo.

Gracias mi Señor.

Shakti.

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