El Camino Hacia Ser

"Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia"
Honoré de Balzac

martes, 31 de marzo de 2015

Soy Shakti, soy sumisa.


Hoy me presento aquí, con la intención de compartir todo lo que estoy viviendo, sintiendo, experimentando, porque estoy segura de que puede haber muchas personas que se sientan identificadas conmigo, e incluso que estén viviendo algo parecido, y tal vez les pueda ayudar, o simplemente podamos compartir. Lo hago desde la mayor humildad, sin querer ser más que nadie, ni por supuesto saber más que nadie. Desde ya además, advierto que estoy aprendiendo, que no sé nada, y que precisamente este camino de aprendizaje y de inmersión, es el que quiero compartir. Por supuesto, lo hago con el permiso de mi Amo. Aquí lo nombraré siempre así, aunque a él lo llamo Señor, pero no quiero que haya ni la menor duda de lo que es, él es mi Amo. Estoy en pleno proceso de comprensión, y de asunción, y como decía quiero compartirlo. Sé muy poco de todo lo que estoy sintiendo y por momentos me he sentido sobrepasada, pero hay algo dentro de mí que me dice que al fin he encontrado mi camino.

Soy Shakti, porque este es el nombre que me ha puesto mi Amo. Como tantas otras cosas, no sé porqué lo ha elegido, pero es mi Amo, y confío ciegamente en él. Tal vez alguna vez, comparta el porqué de esta elección, pero él lo ha elegido para mí, y por eso me encanta, independientemente del significado que pueda tener.

Puede que alguien se haya podido extrañar al leer lo de mi Amo, y eso es de lo primero de lo que quiero hablar. Del sentimiento de pertenencia. Hace tres meses no sé si me habría reído o peor, me habría escandalizado, al ver a una mujer en pleno siglo XXI, refiriéndose a un hombre en este caso, como su Amo. Pero es así como me siento. Le pertenezco a él, mi conciencia es suya, mis pensamientos, y por supuesto mi cuerpo, aunque eso sea lo menos importante. Quiero que quede claro que soy una mujer con estudios superiores, ocupando puestos de dirección, emancipada, de mediana edad, y además feminista, que no soy ninguna adolescente "cegada", y aunque parezca un contrasentido, quiero explicar que no existe contradicción ninguna, y que no me he vuelto loca.


Nunca pude imaginar que podría sentirme plena obedeciendo ante todo y por encima de todo a una persona. Yo jamás en la vida había hecho caso a nadie. Siempre había actuado según me había dado la real gana. Pero ahora sólo puedo pensar en obedecer a mi Amo. Me pida lo que me pida. Además me hace feliz, saber que lo complazco. Es una de las cosas que más me llena, la idea de que mi Amo esté contento, aunque no siempre acierto, de hecho he metido mucho la pata mucho, y he de reconocer que él ha tenido una paciencia infinita conmigo. De las regañinas y de los castigos, hablaré en otro momento.



La primera vez que me mandó que hiciera algo, fue muy simple, llevábamos un rato hablando por teléfono, hacía una hora que lo conocía, (de cómo lo conocí será de lo siguiente que hablaré), yo tenía que arreglarme para irme al trabajo y me dijo: quiero oírte mientras te arreglas. Me pareció algo muy raro, yo no entendía nada de nada, pero sin darme cuenta, empecé a obedecerlo. Fue su voz, su forma de hablarme... no lo sé, pero en mi interior se despertó algo que yo no sabía que existía. No podía imaginarlo, aunque él sí lo sabía ya. La voz de mi Amo sacó la sumisa que hay en mi. Y mucho antes de saber nada, de empezar a entender nada, mucho antes del principio incluso, la voz de mi Amo se adueñó de mí. Ocurrió sin verlo, sin conocerlo, pero siendo ya esclava de él a través de su voz, que es un todo. Es la entonación, el timbre, la tonalidad, es todo. No sé si alguna vez podré obedecer a alguien más. Mi Amo dice que llegará un momento en el que él no esté, y que será a otro a quien obedezca. Confío en él totalmente, pero ahí dudo. Hoy por hoy, me parece imposible obedecer a alguien que no sea a mi Amo.



Lo primero de lo que necesitaba hablar es de que es posible sentirse totalmente libre y liberada, sintiendo a la vez que perteneces a alguien. Es una elección, no es una imposición. Obedecer a quién sientes que es tu dueño es una forma de sentirse realizada. Sobre todo porque hay un elemento fundamental que le da coherencia a este sentimiento y es la confianza absoluta en tu Amo, sabiendo que él sólo quiere sacar lo mejor de ti, y hacer que te sientas bien. A través de la obediencia a tu Amo, puedes llegar a un estado de seguridad en ti misma, que no podías creer posible.



Por eso lo primero que quiero reconocer, y decir, es que pertenezco a mi Amo. Sin medias tintas, sin dobleces, sin nada. Soy suya. No sé qué soy, si su esclava o su sumisa. Aún no he conseguido saber bien la diferencia que hay entre ser una u otra. Por eso, al margen de denominaciones, lo que tengo claro es que soy de mi Amo. Aún no sé si la sumisión está como tal dentro de mi, o sólo la sumisión a mi Amo. Eso es algo que espero que también iré aprendiendo. 

No conozco a ninguna otra sumisa, que yo sepa, ni a ningún otro amo. He leído muchas cosas, he buscado, y hay mucho que en los primeros momentos me ha ayudado. Desde aquí yo sólo quiero hablar de lo que yo estoy viviendo en primera persona, sin querer dar ejemplo, ni nada de nada. Sólo contando mi verdad, que no tiene porqué parecerse a la de nadie, o tal vez sí. No puedo hablar de otras relaciones de sumisión, porque no las conozco, pero sí puedo contar la mía, y eso es lo que pretendo.



Si alguien tiene este tipo de sensaciones en su interior. Si siente esta necesidad, yo lo único que le diría es que con mucha precaución, simplemente adelante. No hay que avergonzarse, no hay que asustarse, sólo hay que vivirlo.

Shakti