Esta entrada como muchas otras, es simplemente una carta para mi Amo. Necesito hablarle, decirle, contarle. Este castigo está siendo muy duro. La sensación de soledad, es muy dolorosa. La incomunicación particularmente es el castigo más grande que puedo sufrir. Lo soporto siempre con la idea de volver a ser lo que durante un suspiro he sido, y me ha dado la felicidad, la esclava de mi Amo. Aunque hay momentos, donde la soledad, la tristeza, la desesperación, se alían para hacerme sentir incapaz de volver a darle a mi Señor lo que quiere, o lo que de alguna manera en algún momento vio en mí. Tengo mis momentos de venirme abajo, y de sufrir como pensaba que no era posible. Pero pase lo que pase, hay tanto que siempre tendré que agradecerle a mi Amo, y precisamente de eso es de lo que quiero hablar aquí.
Señor, tengo necesidad de explicarte cómo me siento. Realmente me has devuelto la pasión. Disfruto muchísimo con mi trabajo. Estoy encantada de verdad con lo que hago y con volver a ser feliz con lo que de verdad es mi vocación. Pero no quiero hablarte de trabajo.
Sentir lo que siento con el desarrollo de mi profesión es fantástico. Pero yo lo que de verdad quiero agradecerte es sentir lo que siento conmigo misma. Por primera vez en mi vida no sólo me tolero, sino que hasta me gusto y me disfruto. Mi lado divertido, amable, solidario, encantador, desinhibido, pícaro, sensual, sexual, se está imponiendo al acomplejado, pesadumbroso, triste, inadaptado y enfadado con el mundo. Todo gracias a ti, mi Amo.
Señor, sólo pienso en poder devolverte algo de lo que tú me has dado. Hablo de que me has dado vida. Por eso, sólo quiero de verdad poder darte algo que pueda compensar todo lo que tú estás haciendo por mi, Señor. Es muy osado por mi parte, decirte esto, porque ahora mismo, ni tan siquiera me consideras como tu esclava. Ya sé que estoy en el fondo de la lista, me lo dijiste, y que estoy muy lejos de ser algo. Pero quiero de verdad, poder explicarte lo que siento, y sobre todo la necesidad tan grande que tengo de darte, Señor.
Cuando hablo de entrega absoluta, de que lo más importante para mí es poder complacerte, hacer tu voluntad, obedecerte, Señor, no son simples palabras, que puedan quedar más o menos bonitas escritas. No, mi Amo, es algo que siento en lo más adentro de mí. Es algo que me sale del alma. No sé cómo explicarlo. Me gusta pensar que soy buena contando las cosas, pero en esta ocasión, me faltan las palabras que puedan explicar de forma certera, todo lo que siento, mi Amo. Aunque la verdad es que tengo una necesidad absoluta de contarte, de decirte. Para mí todo este sentir es nuevo. Jamás había sentido nada tan fuerte, ni positivo, ni negativo. Señor, me desprendo de mi misma, porque sólo quiero ser tuya. No son simples palabras. Sólo quiero poder demostrártelo, mi Amo. Sólo quiero seguir contando para ti, y poder volver a ser tu esclava. Señor. Ser digna de ti.
Perdóname si te molesto con todo esto, o lo consideras fuera de lugar. Mi intención tan sólo es agradecerte porque por primera vez en mi vida, Señor, me siento bien conmigo misma. Y has sido tú y sólo tú el que lo ha provocado. Gracias, mi Señor.
Siempre tuya. Shatki
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