Cuando entregas tu voluntad a tu Amo, cuando obedecerle y hacer su voluntad es el centro de tu vida, el haberle fallado se convierte en un peso en el alma que toma tintes de insoportable. Una esclava, o al menos yo, vive con la ilusión de agradar a su Amo, a mi Amo. Mi mayor preocupación desde que me levanto por la mañana es que mi Amo se sienta satisfecho conmigo. Sueño con su voz, y con que pase tiempo conmigo. Y sobre todo, con volver a verlo, con que vuelva a querer estar conmigo. Sueño con el dolor y el placer que me provoca. Sueño con poder tenerlo al fin dentro de mí, sentirlo. Que su esencia me llene. Pero en lugar de eso, mis constantes meteduras de pata. Mi egoísmo. Mi no saber ver lo realmente importante en muchas ocasiones, hace que cada vez esté más lejos. Que mi Amo esté cansado, que se sienta decepcionado y sobre todo que haya perdido su confianza en mí. Me haya apartado.
La sensación de culpa, el sentimiento de alejamiento, y el dolor provocado, por saber que sólo soy yo la que ha provocado esta situación, que nadie más tiene la culpa, hace que sea muy difícil sobreponerse a la pesadumbre. He sido yo, y tengo que asumirlo. Pero duele mucho ver cómo fruto de tu inconsciencia, lo único que consigues es sentir una frialdad y una lejanía que duele más que cualquier otra cosa en el mundo. Sólo puedo preguntarme porqué, por qué me empeciné, por qué no puse más atención para hacer aquello, por qué no supe hacerlo mejor, por qué me dejé llevar por mi ego... son muchas preguntas para las que no tengo respuesta que sirva para algo. Sólo la firme convicción de mejorar, de mejorar, de mejorar, y de poder demostrarle a mi Amo que cuando me eligió, acertó. Hacer, hacer, y hacer. Que sean mis acciones y no mis palabras, las que me quiten o me den la razón.
Sólo necesito un poco más de confianza por parte de mi Amo, un poquito de tiempo, para poder realmente mostrarle que como su esclava lo único que me importa es conseguir su agrado. Y mientras tanto, ser fuerte para poder soportar la soledad absoluta en la que me siento. Es ahora cuando sé de verdad qué significa en todo su esplendor, o en toda su negrura, mejor dicho, la soledad. El dolor en el alma, cuando mi Amo me responde con frialdad, cuando sus palabras llegan directas al centro de mi alma, para clavarse como un puñal, y quedarse ahí, retumbando día y noche, para no olvidar que he metido la pata, que lo he hecho mal, que he puesto distancia entre el dueño de mi voluntad y yo. Mi Amo, mi Dueño, mi Señor, mi todo... no puedo volver el tiempo hacia atrás, y además tú me has enseñado que tengo que ser consecuente con mis actos y asumir mis errores y sus consecuencias. Pero de verdad, Señor, soy tu esclava, y eso es lo que le ha dado sentido a mi vida. Es lo que hace que sepa de verdad quién soy, que por primera vez en mi vida sienta que he encontrado a mi verdadero yo. Soy tu esclava y siempre lo seré. No soy una esclava que quiera o necesite tener un dueño. Soy y seré solamente tu esclava, porque no soy una esclava, soy sólo tu esclava.
Mi cabeza está llena de momentos, mi cuerpo de sensaciones, y todo lo has hecho tú Señor. El dolor que siento es infinito, porque te he defraudado, y lo he hecho no por querer hacerlo. Una vez más por querer mejorar algo, lo he empeorado. Pero ni en mi ánimo, ni en mi intención, jamás ha estado no hacer tu voluntad, o enfrentarme a ti, sólo quiero hacer las cosas para que sientas orgullo por mí. Perdóname si eso es soberbia por mi parte, Señor. Pero lo único que quiero es que sigas estando, que me sigas orientando, ordenando. En definitiva, Señor, seguir siendo tu esclava y que quieras seguir haciendo cosas conmigo, jugando, haciendo uso de mi cuerpo...
Señor, soy tu esclava, mi obligación es obedecerte, esperarte, estar siempre disponible para ti. Mi Señor, esto es lo más importante para mi. Eres el centro de mi existencia, porque es lo que le da sentido y coherencia a mi vida. Este Camino que comenzó hace cinco meses y medio, es lo único real que hay en mi vida. En esa vida que he llenado de miedos, de cobardías, de falsas obligaciones, y todo para simplemente sentirme desgraciada, y no permitirme ser feliz. No quiero volver a llorar por los rincones, no quiero volver a ser esa persona triste que ve la vida pasar y que le echa la culpa al universo.
Como siempre para terminar este post, Señor, sólo puedo decirte Gracias por todo, y por esta oportunidad para demostrar todo lo que digo, todo lo que cuento. Señor.
Tu Shatki
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