El día 13 de mayo, hizo justo cuatro meses que mi Amo llegó a mi vida. Tan poco y tantísimo tiempo a la vez. En este tiempo mi evolución, de la que ya he hablado y compartido ha sido enorme. Los cambios que se han producido en todos los aspectos de mi vida, en lo personal, en lo profesional, en lo emocional, en lo físico, son múltiples. He pasado por varios estadios en la relación con mi Amo. He creído varias veces que se terminaba, la última casi lo di por seguro, porque mi Señor fue rotundo, fue muy duro, casi cruel en sus comentarios, pero aquí sigo. No he tenido ninguna sesión con mi Amo aún. Sigo sin saber realmente cómo es, qué se siente. Tampoco conozco de verdad mi propia relación con el binomio placer y dolor. No sé muchísimas cosas. Pero sí hay algo que sé, no quiero que mi Amo me abandone, me deje, desaparezca de mi vida. Me siento suya desde el primer momento, y esa "entrega" de mi persona a mi Señor ha ido siendo más profunda, y quedándose sin matices, poco a poco.
Mi Amo vuelve a darme una oportunidad, y esto es algo que me ha emocionado, porque me vi sola, perdida de nuevo. Pero finalmente mi Señor, se apiadó de mí. Desde el momento en el que volvió a hablarme sentí algo diferente. En su forma de hablarme, de decirme, de ordenarme. Ahora hay algo que me hace temblar, que me provoca escalofríos. Su habitual tono serio, es más tajante que nunca, y su forma de hablarme más distante. Y justo ahora, que yo me sentía más vulnerable que nunca, más en la cuerda floja que en ningún momento, el pasado día 8, mi Señor le dio una nueva vuelta a mi vida. Justo en un momento en el que no lo esperaba, mi Amo me aceptó "oficialmente" como su esclava. Me pidió que llevara un colgante que simbolice que tengo Dueño, que pertenezco. En ese momento me emocioné. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Estaba totalmente emocionada. En ese momento, no supe qué decir, seguí hablando con él intentado aparentar normalidad, aunque obviamente mi Amo lo sabía perfectamente, como todas mis emociones, como todas mis sensaciones. Para mi esto supone un nuevo comienzo. Una nueva etapa, con retos muy grandes, ante los que espero estar a la altura. Como mi Amo dice "ya no hay marcha atrás", aunque para mí no la ha habido nunca.
Sigo sin tener claro qué es una esclava y qué es una sumisa, ni porqué soy lo uno y no lo otro. Poco a poco lo iré teniendo claro, interiorizando. Sólo sé de verdad lo que me hace sentir la Obediencia, o la sumisión a mi Señor. El resto, el nombre, o los actos formales, no tienen importancia. Ya iré compartiendo mi experiencia, mis emociones, mis sensaciones. Ahora sólo me queda, certificar una vez más que tengo Dueño, que soy de mi Amo, que le pertenezco a mi Señor. Y por supuesto, GRACIAS, Señor. Espero estar a la altura de tus expectativas, sean las que sean.
Shatki
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