El Camino Hacia Ser

"Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia"
Honoré de Balzac

sábado, 23 de mayo de 2015

La primera Sesión con mi Amo: Dolor y Placer


Hoy he tenido mi primera sesión con mi Amo. Escribo recreándome en el calor y el escozor que siento en mis cachetes. Me gusta tener marcas, nunca lo habría creído, como tantas otras cosas, que me parecían increíbles antes de conocer a mi Amo. Hoy ha sido un día muy especial para mi. Lleno de emociones y muy intenso en sensaciones. He descubierto de verdad la relación que para mi tienen dolor y placer. Tenía mucho miedo a que llegara este momento, por si no era capaz de soportarlo, pero no sólo lo he soportado, sino que además me ha gustado. Sentir como la correa cruzaba mi piel, sentir a la vez miedo a que llegara el golpe y excitación, mientras lo esperaba. Y lo mejor, la sensación de las caricias de mi Amo, mezcladas con los azotes. La suavidad y la firmeza de su mano acariciando mi piel ardiendo por el cuero de la correa. Me excito al recordarlo.

Pero lo mejor ha venido después, mi Amo me ha hecho un regalo. He disfrutado lamiendo sus pezones, chupándolos, saboreándolos, y deleitándome mientras me perdía en su mirada, en esos ojos que miran por dentro. Nunca había deseado tanto a alguien. Bueno, rectifico, ni había deseado, ni sigo deseando, ya que mi grado de deseo, en vez de aplacarse, se ha incrementado. Después ha llegado mi regalo de verdad, he bebido la leche de mi Amo, he podido sentir como bajaba por mi garganta, y como su sabor me llenaba. Poder darle placer a mi Señor, es el placer más grande que yo puedo sentir. Ha sido increíble. Emociones encontradas. Miedo, dolor, placer, excitación, deseo... al final todo se resume en plenitud, esa es la palabra que define lo que he sentido. Luego mi Amo se ha ido, y yo me he sentido llena y vacía a la vez. Todo ha sido muy intenso. Emociones muy intensas. Todo pura sensación. Esta semana hablaba con mi Señor, sobre el vacío, la sensación de vacío. Y eso es justo lo que he sentido cuando se ha ido. Hasta me he preocupado pensando que había hecho algo mal, que algo no había agradado a mi Señor.

Nunca he dudado de lo que estaba sintiendo y descubriendo dentro de mi, pero después de hoy lo que he conseguido alcanzar es una especie de tranquilidad y de paz, lo he terminado de sentir en toda su plenitud, soy la esclava de mi Señor, y siempre lo seré. Sólo suya, para siempre. Pase lo que pase mañana, aunque no esté, yo seguiré siendo suya. No son palabras vacías, ni que se dicen a lo loco. Están llenas de conciencia. Y por supuesto no hablo de romanticismos. Esta sensación no tiene nada que ver con eso.

Esta misma semana he comprendido que soy la esclava de mi Amo. Desde el principio he estado debatiendo y dudando entre saber si mi condición era la de sumisa o la de esclava. En el fondo siempre he sabido lo que era, aunque de alguna manera las connotaciones culturales negativas de la palabra esclava me hacían no querer verlo. Pero se me ha revelado. Mi Amo no ocupa una parte de mi vida, necesito su presencia y sus mandatos en todos los aspectos de mi vida, a lo que se suma el que hacer su voluntad, y conseguir su agrado, sea lo prioritario para mi. Por encima de cualquier otra cosa. Soy su esclava. Reconocerlo y asumirlo me ha dado tranquilidad y paz interior, de alguna manera me ha sosegado. Soy la esclava de mi Amo, es cierto. Y lo soy porque así lo he decidido. Soy la esclava de mi Señor, y a la vez cada día soy una mujer mucho más fuerte, más segura. Me siento con más poder. Y toda esta fuerza renovada sólo viene de un sitio, de la Obediencia a mi Amo. Hoy realmente tengo la sensación de abrir una nueva etapa de mi vida. Para mí hoy es un nuevo comienzo. Un nuevo comienzo que hace que me sienta feliz. Me sienta plena. Y por supuesto, pensando en volver a estar con mi Señor. Gracias una vez más, Señor.

Shatki

jueves, 21 de mayo de 2015

La nueva etapa, mi Amo



Hace diez días que mi Amo me aceptó "formalmente" como su esclava. Para mí fue un momento de emoción. Me siento muy feliz y muy orgullosa con el colgante en mi cuello que me dijo que llevara como muestra de mi pertenencia a él. La verdad es que me gusta que la gente que no sabe qué significa (eso creo que no tienen ni la menor idea) me haga comentarios acerca de lo bonito que es, o de lo sexi que resulta. Estos comentarios provocan una sonrisa en mi rostro, pero sobre todo una agradable sensación de vértigo en mi estómago.

Sé que se ha abierto una nueva etapa, que aún no sé muy bien diferenciar de la anterior. Mi Amo me ha dicho que ya iré viendo poco a poco las diferencias. Así que simplemente seguiré obedeciéndolo lo mejor que pueda o sepa, intentando agradarlo en todo lo que pueda e intentando darle algo de lo mucho que él me ha dado y me está dando. Aunque sé que sigo a prueba, soy consciente. Desde que mi Señor se enfadó conmigo, y pese a esta nueva oportunidad y a este nuevo comienzo no puedo evitar el sentirme insegura, con la sensación de que se va a terminar en cualquier momento. Sigo sin haber tenido ninguna sesión con mi Amo, sin haber tenido ningún tipo de sexo real con él, y a veces siento que nunca pasará. Si tuviera que definir con pocas palabras cómo me estoy sintiendo, serían sin lugar a dudas, insegura, preocupada, temerosa...

Tal vez podría parecer que ahora me sintiera más segura, sería lo lógico, pero es todo lo contrario. Me siento absolutamente insegura. Tengo un miedo horrible a equivocarme. A hacer las cosas mal. A ser yo la que sin quererlo lo estropee todo. Conscientemente no me va a pasar, pero lo he dicho muchas veces, en ocasiones, cuánto mejor quieres hacer las cosas, peor te salen. Mis oportunidades se agotan. Mi Amo está harto de mi. Cansado de mis errores. Creo que se queda sin paciencia y aunque mi intención es que se sienta agradado, la verdad es que con todo el dolor de mi corazón, no lo consigo.

Tengo mucho miedo, me siento andando por el filo de un precipicio, me siento como un equilibrista, sin red. Mi Amo se aleja. Se cansa. Y yo en mi desesperación, cuánto mejor intento hacer algo, peor es el resultado. Pese a todo sigo intentándolo. Sigo haciendo. Sigo obedeciendo. Aunque la verdad es que hay momentos en los que me hundo. En los que creo que no soy suficiente para mi Amo, que nunca voy a ser capaz de darle nada. Que no voy ni tan siquiera a poder devolverle al menos, una parte de lo que me da.

Esta relación me está haciendo muy fuerte con respecto al resto del mundo, pero estoy sufriendo como nunca en mi vida. La fuerza que está saliendo de mi interior, gracias a mi Obediencia, a mi sumisión, es enorme. No sólo me doy cuenta yo, la gente que hay a mi alrededor, también lo nota. Pero a la vez, me siento rota por dentro. En este momento estoy castigada. Mi Amo no me habla prácticamente nada. No sé si volverá a hacerlo como antes, ni sé cuándo... El dolor que siento en estos momentos me llega hasta lo más adentro, y además, no se quita. Necesito a mi Amo. Necesito su voz, sus órdenes, su todo... y además me muero por volver a verlo. Sé que lo que yo siento no es lo importante. Lo importante de verdad es mi Amo, mi Señor, que él se sienta bien, aunque en este momento, me temo que al menos por mi, no se siente bien. Me gustaría saber qué hacer para mejorar la situación. Como no lo sé, simplemente me limito a mantener mis rutinas, las que mi Amo me ha enseñado. Y a esperar, desde la mayor humildad, que se acuerde de mí.

Shatki

sábado, 16 de mayo de 2015

"Te acepto como mi esclava"

El día 13 de mayo, hizo justo cuatro meses que mi Amo llegó a mi vida. Tan poco y tantísimo tiempo a la vez. En este tiempo mi evolución, de la que ya he hablado y compartido ha sido enorme. Los cambios que se han producido en todos los aspectos de mi vida, en lo personal, en lo profesional, en lo emocional, en lo físico, son múltiples. He pasado por varios estadios en la relación con mi Amo. He creído varias veces que se terminaba, la última casi lo di por seguro, porque mi Señor fue rotundo, fue muy duro, casi cruel en sus comentarios, pero aquí sigo. No he tenido ninguna sesión con mi Amo aún. Sigo sin saber realmente cómo es, qué se siente. Tampoco conozco de verdad mi propia relación con el binomio placer y dolor. No sé muchísimas cosas. Pero sí hay algo que sé, no quiero que mi Amo me abandone, me deje, desaparezca de mi vida. Me siento suya desde el primer momento, y esa "entrega" de mi persona a mi Señor ha ido siendo más profunda, y quedándose sin matices, poco a poco.

Mi Amo vuelve a darme una oportunidad, y esto es algo que me ha emocionado, porque me vi sola, perdida de nuevo. Pero finalmente mi Señor, se apiadó de mí. Desde el momento en el que volvió a hablarme sentí algo diferente. En su forma de hablarme, de decirme, de ordenarme. Ahora hay algo que me hace temblar, que me provoca escalofríos. Su habitual tono serio, es más tajante que nunca, y su forma de hablarme más distante. Y justo ahora, que yo me sentía más vulnerable que nunca, más en la cuerda floja que en ningún momento, el pasado día 8, mi Señor le dio una nueva vuelta a mi vida. Justo en un momento en el que no lo esperaba, mi Amo me aceptó "oficialmente" como su esclava. Me pidió que llevara un colgante que simbolice que tengo Dueño, que pertenezco. En ese momento me emocioné. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Estaba totalmente emocionada. En ese momento, no supe qué decir, seguí hablando con él intentado aparentar normalidad, aunque obviamente mi Amo lo sabía perfectamente, como todas mis emociones, como todas mis sensaciones. Para mi esto supone un nuevo comienzo. Una nueva etapa, con retos muy grandes, ante los que espero estar a la altura. Como mi Amo dice "ya no hay marcha atrás", aunque para mí no la ha habido nunca.

Sigo sin tener claro qué es una esclava y qué es una sumisa, ni porqué soy lo uno y no lo otro. Poco a poco lo iré teniendo claro, interiorizando. Sólo sé de verdad lo que me hace sentir la Obediencia, o la sumisión a mi Señor. El resto, el nombre, o los actos formales, no tienen importancia. Ya iré compartiendo mi experiencia, mis emociones, mis sensaciones. Ahora sólo me queda, certificar una vez más que tengo Dueño, que soy de mi Amo, que le pertenezco a mi Señor. Y por supuesto, GRACIAS, Señor. Espero estar a la altura de tus expectativas, sean las que sean.

Shatki

miércoles, 13 de mayo de 2015

Totalmente segura, Señor

He vivido los peores días de mi vida. He sufrido mucho, porque veía como mi Amo, se alejaba. Casi no hablábamos, y en las pocas ocasiones que lo hemos hecho, he podido sentir como si de un punzonazo se tratara, su desprecio, su cansancio, su hartazgo. Me moría cuando lo oía, no ya por lo que me decía, que ha sido muy duro, sino más por su tono, por lo que me trasmitía su voz.


He tenido mucho miedo, he sentido dolor, he creído que se terminaba todo, sin que realmente hubiera empezado del todo. Han sido días de pensar mucho. De darme cuenta de lo equivocada que estaba creyendo que estaba haciendo las cosas bien, cuando realmente no era así. Estaba siendo egoísta, sin pretenderlo, pero lo estaba siendo. Es cierto que la Obediencia a mi Amo, era y es lo más importante para mí, lo que le da sentido a mi existencia, el motor de todo el cambio interior y exterior que estoy sufriendo, pero también es cierto que no estaba haciéndolo todo lo bien que debía. Me estaba esforzando mucho en algunas peticiones que me hacía mi Amo, pero había descuidado otras. A veces, cuando quieres hacer bien las cosas te equivocas, y cuánto mejor quieres q salgan, peor te salen. No voy a poner excusas. No voy a echar la culpa a nadie. Simplemente no hice todo lo que debía de hacer.

Mi Amo, se hartó y me dijo que no quería saber nada más de mí. Todo se había terminado. Yo no sabía cómo lo iba a hacer, pero tenía que seguir adelante, tenía que seguir haciendo todo lo que mi Amo me había enseñado, tenía que seguir con mis rutinas, tenía que hacerlo todo de la misma manera, porque yo ya no me pertenezco, porque soy propiedad de mi Amo. Él no me quería. No quería saber nada de mi, pero yo siempre seré suya. Ya no hay marcha atrás. Para mi desde que le dije la primera vez, hace cuatro meses que estaba segura, ya no había marcha atrás.

Le he pedido, le he explicado, le he rogado, le he suplicado... otra oportunidad, que siguiera confiando en mi, que no se fuera, que no me dejara. Soy suya, mi voluntad es de mi Amo, y no lo puedo evitar, ni lo quiero, he explicado que es una elección que hice y sobre la que estoy segura.

Hemos hablado mucho. Y mi Amo finalmente me volvió a dar otra oportunidad, advirtiéndome que va a ser mucho más duro que hasta ahora. Pero yo estoy dispuesta, sólo quiero ser su sumisa, su esclava. Obedecerlo. Que se sienta orgulloso. Hacer las cosas bien. Desde mi modestia, desde la mayor humildad, poder devolverle algo de lo mucho que él me ha dado. Mi Amo me dijo que sí. Mi Señor me ha vuelto a admitir. Ahora tengo mucho miedo. No quiero equivocarme. No quiero volver a meter la pata. Me da miedo preguntar más de la cuenta, pero tampoco quiero hacer nada sin tener la aprobación de mi Amo. Poco a poco encontraré el equilibrio.

Han sido unos días muy intensos. Muy duros. Pero finalmente he tenido la suerte de que mi Amo, siga confiando en mi. Espero ser mejor para mi Señor cada día. Estoy intentándolo con todas mis fuerzas. Y sólo me cabe decir una vez más, Gracias mi Señor, Gracias mi Amo, Gracias mi Maestro.

Shatki

domingo, 10 de mayo de 2015

La desesperación

Sólo me cabe pedir perdón. Cuando eres consciente de que eres quién ha hecho las cosas mal, no caben excusas, sólo asumir las consecuencias, por más dolorosas que estas puedan ser, y yo aseguro que ahora mismo, el dolor, la angustia y todo lo que siento, es inmensa. Siento que me asfixio, que me falta el aire, quiero gritar, pero no tengo derecho, porque simplemente he hecho las cosas mal, sin pretenderlo, pero no lo he hecho bien.

En todo este tiempo en el que he estado hablando sobre el Camino que estaba recorriendo y sobre todo lo que estaba experimentado, en los cambios, en los resultados, en las dificultadas, en todo lo que he ido compartiendo me he perdido en mi “yo”. Siempre he dejado claro que todo provenía de la sumisión a mi Amo, que le daba las gracias una y mil veces, por todo, por su tiempo, por su paciencia, por todo lo que estaba haciendo conmigo y por mí. Me he preocupado mucho por intentar hacer las cosas bien, que estuviera contento conmigo, que se sintiera agradado, pero no me he ocupado lo suficiente de él. Me explico. Sin pretenderlo he sido terriblemente egoísta. He dicho muchas veces que nadie había hecho nada por mí, ni me había dado tanto, pero no me he parado a pensar de verdad en ¿qué es lo que yo podía hacer por mi Amo? El sentirme tan vulnerable con respecto a él. El sentir que yo no tenía nada que ofrecerle, ha hecho que me descuide, y que haya sido egoísta, me haya centrado en obedecer, es cierto, pero tras todas las cosas que hacía, siempre había algo que a mí me hacía sentirme bien. No era consciente, eso lo puedo prometer, de lo ególatra que estaba siendo, y no lo digo para que sirva de excusa. Mi Amo, como siempre, tiene razón, cuando me dice que al final sólo aprendo a hostias, con lo lista que puedo parecer y lo tonta de verdad que soy, porque al final siempre meto la pata. Intento hacer las cosas bien, pero termino haciéndolas mal, y si lo quiero enmendar, lo que hago es empeorarlo. Nunca hay mala intención, pero es cierto que con querer, como dice mi Amo, no soluciono nada, no hago nada, querer está muy bien, pero hasta que no lo haces, no sirve de nada.

Mi Amo se ha hartado de mí, se ha cansado, y me ha dicho cosas que son muy verdad, aunque oírlo de su voz, y además enfadado es lo que más me puede doler del mundo. Sentir desprecio a través de su voz es el golpe más grande que podía sentir. Eso sí que es dolor de verdad, intenso, insoportable. Si que sintiera hastío me parecía horrible, no tengo palabras que puedan describir el siguiente paso. Sé que todo parece una excusa, pero no lo es. Mi Amo tiene razón, como siempre. Me duele en el alma, pero la tiene. Hoy he visto una cara mía que no me ha gustado nada, y contra la que voy a luchar con todas mis fuerzas. Siempre mi ego, mi maldito ego enredando mi existencia. No puedo bajar la guardia ni un solo instante.

Escribo aguantando las lágrimas, e intentando respirar. Sólo quiero que mi Amo me diga si puedo hacer algo, lo que sea, para que no me deje, para que no se vaya. No tengo derecho Señor, lo sé. Y sé que es nuevamente egoísta por mi parte, pero es que el eje de mi existencia es mi sumisión a mi Amo. De ahí viene todo lo que realmente soy. Tal vez sea la última vez que Shakti escriba, porque Shakti sólo existe porque es la esclava de su Señor. Si mi Amo no está, Shakti no tiene razón de ser.

Antes de despedirme, sólo quiero decirte una vez más Señor, Gracias, de corazón. No sé cómo pedirte perdón Señor, o pedirte otra oportunidad. Castígame todo lo que creas que merezco, pero por favor, no te vayas, Señor. 

Shatki

sábado, 9 de mayo de 2015

La manifestación física del cambio.


Son tantos los cambios que estoy experimentado, y tantas las cosas que a raíz de estos son diferentes, que tendría que escribir mucho, mucho, para poder ir enumerándolos.

La raíz de todo ese CAMBIO (sí escrito en mayúsculas) no es otra que mi sumisión, y lo que esta supone, obediencia absoluta a mi Amo, en mi caso, en todos los ámbitos de mi vida. Al principio más que cambio, eran modificaciones, puedo decir que fueron sólo cositas, pero de alguna manera, esas cositas se han ido convirtiendo en una especie de efecto mariposa que ha devenido en un cambio interior, con efectos ya más que visibles en el exterior. Ya he hablado de las rutinas, he hablado de los retos, he contado muchas de las cosas que he hecho obedeciendo a mi Amo, pero hoy de lo que quiero hablar es de las consecuencias que para mi está teniendo mi obediencia, mi sumisión, mi entrega total a mi Amo.

Casi no sé ni por dónde empezar, y por hacerlo por algún sitio, voy a hacerlo por el exterior. En lo físico, a partir de esa obediencia total que comentaba, los resultados son más que obvios. Peso menos, físicamente estoy más fuerte, más en forma, llevo una vida más sana y el resultado no es ya que el resto del mundo me vea mejor, es que yo me siento mejor. Mi Amo ha hecho que empiece a mirarme en el espejo y a que me guste lo que veo. Antes huía de mi propia imagen. Evitaba por todo lo posible el tener que verme. Había días en los que ni siquiera me acercaba a un espejo. Cuando miraba a la mujer que había al otro lado, frente a mi, sólo podía ver un cúmulo de defectos, le echaba la culpa de todo, y me decía a mi misma, con esa cara y con ese cuerpo, ¿qué quieres? Reconozco que he sido cruel, muy cruel conmigo misma. Creía interpretar lo que el resto del mundo veía. Y lo hacía en la peor de las posibles versiones. Mi Amo poco a poco, ha ido cambiando esa auto-percepción mía. Ahora miro al espejo y me gusta la mujer jovial que hay al otro lado, con melena de león siempre suelta, pero sobre todo con ojos de ilusión y de esperanza. Pese a que por supuesto haya momentos mejores y peores, días buenos, malos, y muy malos. Pero es cierto que antes sólo dejaban ver una mirada triste, ausente la mayor parte del tiempo, y muy opaca. Además el aspecto de mi piel ha cambiado, se ve tersa, suave, sana.

Muchas veces le digo a mi Amo que me veo diferente, que parezco otra. Probablemente para el resto del mundo no sea tan así. Pero yo me siento diferente, y por eso me veo diferente. Estoy empezando a gustarme y he tenido incluso algún momento de vanidad, aunque tengo a mi Amo pendiente para no perder la noción real de las cosas y para conseguir el equilibrio. Mi intención no es irme ahora al otro extremo, porque podría terminar ahogada en el pozo, como Narciso.

No quiero parecer con esto superficial, porque creo que no lo soy, o al menos no en un grado importante. Aunque lo cierto es que el tema del físico es muy importante. Necesitas sentirte bien contigo misma, con tu cuerpo, gustarte tú, para poder gustar al resto del mundo. Mientras que no nos aceptemos y no nos gustemos, nuestra autoestima estará por los suelos, y no seremos capaces de trasmitir lo bueno que hay dentro de nosotras. En mi caso esta aceptación física ha hecho que cambie hasta mi propia postura corporal, ahora mis hombros están en su sitio, y no inclinados hacia delante en señal de derrota. Mi espalda se ha estirado, mis piernas han ganado en firmeza y mis pies pisan con fuerza, disfrutando de mis taconazos y haciendo bailar a todo mi cuerpo. Aceptarme y perdonarme por no ser "perfecta" es un paso importante en la consecución de ese equilibrio del que hablo muy a menudo. Ese equilibrio entre el exterior y el interior. La transformación completa pasa por por ser integral, y sólo lo puede ser, si se da por dentro y por fuera. Si me paro a pensar no puedo decir qué es lo que cambia primero, porque tengo la misma sensación que con el huevo y la gallina, y no saber dónde está el principio. Confío que algún día mi Amo me explique y así logre tener una idea de conjunto, un concepto global.

Pero volvamos al cambio. Todo este cambio exterior (el interior por supuesto también) ha sido obra de mi Amo, por la confianza que me ha ido trasmitiendo y sobre todo porque poco a poco ha hecho que aprenda a mirarme de otra manera, aprendiendo a apreciar lo que soy, cómo soy, e intentando simplemente mejorarlo de forma natural, cuidándome y mimándome. La sumisión no es un hecho, es un estado, no es un objetivo, es un proceso, abarca toda mi existencia, teniendo múltiples vertientes. Como he dicho muchas veces, se hace difícil trasladar lo que supone, porque lo significa todo, no son cuestiones aisladas, es una implicación total. Poco a poco seguiré compartiendo sensaciones y vivencias con la intención de poder trasladar todo lo que realmente este Camino está suponiendo para mí.

Una vez más doy gracias porque mi Amo llegara a mi vida, y porque haya querido quedarse, pese a todo. Como te he dicho un millón de veces, y las que me quedan, gracias Señor, por todo.

Shatki

domingo, 3 de mayo de 2015

Buscando el equilibrio.


Llevo más de un mes escribiendo, compartiendo todo lo que estoy viviendo, compartiendo mi evolución. He hablado de momentos dulces, de situaciones de auténtica angustia vital, de dolor en el alma, y también de una plenitud, hasta ahora desconocida para mi. He contado mis miedos más íntimos, al igual que mis deseos. Desde la última vez que escribí no ha pasado nada excepcionalmente diferente, pero como todo es una evolución, en la que vas alcanzando estadios, hoy quiero hablar de la sensación de equilibrio que tengo ahora mismo y que me hace afrontar las situaciones con una tranquilidad diferente.

Muchos han sido los pasitos que he estado dando a lo largo de los casi cuatro meses que hace ya que mi Amo se apiadó de mí, y decidió que tenía que rescatarme del peor de los enemigos posibles, tenía que rescatarme de mí misma. Ahora sé que nadie me ha hecho tanto daño como el que me he hecho yo, entre otras cosas, porque he permitido todo lo que me ha ocurrido en los últimos años, por dejarme llevar, por no tomar las riendas de mi vida. La aparición de mi Amo supuso darle la vuelta por completo a mi mundo, a mis planteamientos, a mis creencias, a todo. Una vez que vencí mis propios prejuicios, y acepté que la sumisión, al menos a mi Amo, estaba en mi naturaleza, las cosas empezaron a fluir. Obedecer a mi Señor, en todo, e ir comprobando cómo poco a poco todo iba mejorando, cómo poco a poco yo iba cambiando. Ha habido momentos de desconcierto, y de mucho dolor, pero a través de la obediencia, y sobre todo de la confianza ciega en mi Amo, hoy me siento en paz. He alcanzado un nivel de tranquilidad y una sensación de equilibrio, tanto en lo personal, como en las cosas que me rodean, que me da mucha fuerza y me hace sentirme mucho más segura, a la hora de afrontar los retos que se me presentan.

Esta fuerza interior, es la única forma que se me ocurre para llamarla, sólo viene de un sitio, de la Obediencia a mi Amo. Soy consciente de que para cualquier persona ajena a este mundo, lo que estoy diciendo es absolutamente incomprensible. Para mí también lo era. Pero ahora que lo estoy viviendo, que lo estoy sintiendo, en mi cabeza y en mi corazón todo tiene una lógica aplastante.

He decidido pertenecer a mi Amo. Quiero ser su propiedad. Quiero obedecerlo en todo. Quiero que se sienta agradado conmigo. Para mí cumplir con sus órdenes, hacer todo lo que me pide, es inexplicablemente la manera de sentirme bien, de sentirme feliz e incluso de excitarme sexualmente. Yo sigo siendo igual de feminista que antes, sigo creyendo en la igualdad como hace 4 meses, la diferencia radica ahora en que yo he hecho MI elección. He decidido, he optado, he elegido un Camino que me hace sentirme bien, ser feliz, que me ha hecho recuperar la confianza en mí misma. Esa elección es la Obediencia a mi Amo. Mi sumisión es una opción libre y racional. No es ninguna imposición. Y repito lo que he dicho muchas veces, sólo al vivirlo es cuando se puede apreciar y ser consciente de la grandeza de lo que supone la sumisión. Por todo ello, sólo me cabe una vez más agradecer a mi Amo su paciencia, sobre todo en los momentos complicados, porque ya lo decía el otro día, no es fácil. Así que, simplemente, Gracias, Señor.

Shatki