El martes de la semana pasada me iba a la cama nerviosa, esperando a que amaneciera, a que llegara el día, porque iba al fin iba a poder sentirme plena. Estaba como si fuera una niña que esperara la llegada de Papá Noel o de los Reyes Magos.Me sentía tan feliz, que me daba miedo, porque de alguna manera, pensaba que era imposible que pudiera de verdad volver a estar con mi Amo, y sobre todo, que por fin me poseyera de todas, todas. Me sentía tan cerca de lo que se puede considerar plenitud, que tenía miedo, y parece que ese miedo, al final fue el que ganó. Esperaba haber podido escribir ese post con el que sueño desde hace un año, en el que podría contar cómo había sido todo con mi Amo, cómo me había follado hasta la extenuación, cómo me había hecho sentir dolor y placer. Por contra, hoy vuelvo a asomarme a esta ventana, con lágrimas en el alma, y sin saber si alguna vez volveré a saber algo del que es y será mi Dueño.
La pasada semana, el destino hizo que mi Amo finalmente no pudiera venir, y de alguna manera se propició el desastre. Se desató el kaos, y cuando me sentía la mujer más feliz del mundo, porque al fin iba a ser físicamente de mi Amo, después de casi un año, no pudo ser, y ahora parece que nunca será. Algo saltó después de que tuviera que posponer su visita, algo que no he podido o no he sabido parar. Mi Amo se ha sentido defraudado, decepcionado, y se ha cansado.
El dolor vuelve a adueñarse de mí, un dolor intenso, pero ahora sin desesperación. Mi Amo me ha hecho fuerte, me ha enseñado mucho, me ha dado una vida. Es el norte de mi existencia, y su pérdida me parte el alma, pero hay una cosa que me hace seguir en pie, y es precisamente el convencimiento de estar dejándome la piel para complacerlo, para hacer su voluntad, para conseguir llegar a dónde me pide. Él me ha enseñado a levantarme cuando me caigo y eso es lo que estoy haciendo. Odia las palabras, y sobre todo la palabrería, y por eso no voy a caer en ella. Sólo las obras y las acciones son las que mandan y las que ponen las cosas en su sitio. La realidad está por encima del deseo, y ahí es dónde yo estoy. Mi deseo lo tengo más que claro, y mi Amo estoy segura de que también, pero sino lo sustento en acción, no sirve para nada. Por ello, hago y sigo haciendo, todo tal cual me ha enseñado mi Amo. Me comporto como si siguiera estando a mi lado, porque sigo sigo aquí para él, sigo haciendo las cosas como me ha enseñado, y por supuesto sigo siendo su esclava, siempre lo seré, aunque él ya no quiera ser mi Dueño.
Siento tanto dolor por momentos, que creo que no lo puedo soportar. Mi alma está rota. No he tenido muchas ocasiones para comprobar hasta dónde llega mi límite en cuanto a aguantar el dolor físico, pero en esta noche, azotes, correas, hebillas, pinzas, pellizcos, se me antojan nimiedades ante el dolor intenso que te nace de dentro, que no deja marcas, que no provoca rojeces, ni moratones, pero que desgarra el alma. Aunque una y mil veces lo aceptaría e incluso lo disfrutaría, sabiendo que servía para acercarme a mi Amo.Me siento perdida, y tan sola que el miedo se asustaría al ver mi interior, pero sigo creyendo que es el momento de seguir siendo lo que mi Amo quiere y como Él quiere.
Soy Shakti, su obra, y aquí seguiré para mi Amo. Estoy en el camino hacia Ser, en ese camino que él empezó a mostrarme y que me niego a resignarme con que ya no lo voy a seguir andando.
Antes de Él, yo no existía. Mi Amo me ha dado una vida y me ha dicho que la aproveche, pero mi forma de vivirla será esperarlo, mientras sigo haciendo y haciendo, siguiendo sus enseñanzas, porque aunque me equivoque, haga las cosas mal, o hierre, ninguna de las cosas que me ha enseñado, explicado, mostrado, ha caído en saco roto.
Mi Amo, aquí estoy y aquí estaré, porque soy tuya, te pertenezco, y como he dicho muchas veces, no es por necesidad, es por elección, es por decisión, es por devoción. Me has enseñado a no rendirme y nunca lo haré, porque mi destino está en ese camino que emprendí de tu mano, mi Amo.
Siempre tuya, Shakti
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