Más de tres años buscando por todos los medios complacerte mi Amo. Más de tres años de entrega, de compromiso, de trabajo y de esfuerzo... todo por ti, todo para ti... cómo me gustaría conseguirlo, pero reconozco que cada día pienso que va a ser el último... porque no sé si estoy a la altura, no sé si llego, no sé si vengo, no sé si voy.
Siento ese desgarro en el alma que sólo puede comprender quién ha perdido su razón de ser. No sé si cuando te vea habrá una nueva ocasión o no. Siempre te recibo como si fuera la última vez, y tal vez por eso me sepa a tan poco. Quiero vivir y sentir hasta el último instante cuando vienes. No desperdiciar ni un sólo segundo, porque no sé si tras esa visita habrá otra. Sentir tu piel, tu boca, tu lengua... explotar de placer una y otra vez, mientras tus manos juegan con mi cuerpo, lo exploran, lo levantan, lo pervierten, lo llevan al éxtasis... mis fluidos se transforman en una fuente que estalla a borbotones ante lo que tú sólo sabes hacer... placer infinito, que es más porque eres tú... sólo quien lo haya sentido, será capaz de entenderme.
No sé si podré vivir sin tus manos clavándose en mis caderas, azotando mis nalgas, sintiendo tus labios, tú lengua y tus dientes... pero sobre todo no sé si podré seguir adelante sin decirte buenos días al abrir los ojos, o buenas noches antes de intentar dormir. No sé si podré soportar sin esperar a que me suceda algo para contártelo, o lo que es más, sin provocar que suceda aquello que deseas, por tener el placer de decirte que lo he hecho, que lo he conseguido.
No soy nada, no soy nadie... tú no me necesitas para nada, pero yo no puedo imaginar mi vida sin ti. Lo sé, y lo reconozco con toda la humildad del mundo. No soy nada, no soy nadie, pero soy un todo siendo tu esclava. Son conceptos extraños, difíciles de asimilar e imposibles de entender para quien no vive esta realidad en sus carnes. Yo tampoco le habría creído, probablemente me habría hasta reído. Por ello mi penitencia está en sufrir en silencio algo que no se puede decir, que no se puede contar, rompe con la imagen de la vida, y del deber ser, de la gente bien, esa sociedad hipócrita de la que cada día reniego más.
Mi Amo encontré mi lugar, mi patria eres tú, pero sin ti seré una apátrida que vaga por tierras extrañas, sabedora de no pertenecer a ningún lugar, de no pertenecer a nadie, de no tener dueño, de no tener Amo. Tuya es la decisión. Tú me encontraste y tú me salvaste. Ahora tú vuelves a decidir, porque siempre has sido y serás tú. La única voluntad que cuenta es la tuya. Gracias una vez más, por todo, por tanto, por más.
Tu Shakti.
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