El Camino Hacia Ser

"Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia"
Honoré de Balzac

viernes, 26 de junio de 2015

Mi más íntima confesión


Leo mucho para entender qué siento. Llevaba meses sin hacerlo, porque decidí que quería aprender por mí misma. Que no quería saber por nadie. Quería conocer por mi misma y sólo a través de mi Amo. Y en ello he estado, bueno y realmente estoy, aunque en el fondo la sensación que tengo es que cuánto más aprendo, menos sé.

En estos días está habiendo muchos cambios en mi vida. Cambios externos a mi, y derivados de una mala situación objetiva, que estoy intentando revertir, gracias a mi Amo, que siempre está ahí, que me orienta, que tira de mi, que me enseña, que me ayuda, que me todo. No puedo imaginar qué habría sido de mí, si me hubiera tocado vivir todo esto en el estado de abandono y catatonia en el que estaba antes de que mi Señor apareciera en mi vida. Antes de que su presencia se convirtiera en mi faro, en mi guía, y obedecerlo fuera el centro de mi existencia. Por eso me es imposible pensar en cómo podrán ser las cosas, en cómo me podré sentir, cuando mi Amo no esté. Cuando se vaya. Aunque ya dije que no quería pensar en eso, y que lo que quería hacer era vivir el momento, centrarme sólo en el hoy y el ahora.

Mi Señor ha hecho que florezca mi verdadero yo. Que mi esencia salga a la luz. Toda mi vida he estado corriendo sin saber a dónde iba. Siempre he estado frustrada. Nunca he podido sentirme plena. En todo momento de mi vida, si echo la mirada atrás, me he sentido incompleta. Algo me faltaba. He buscado en muchos sitios, de muchas maneras, pero siempre faltaba algo, la sensación de angustia vital, tarde o temprano, siempre volvía. Nunca me he sentido suficiente, siempre he creído que no hacía bien algo. Que yo en mi misma era un problema. Que había gente alegre y triste en el mundo y que a mi me tocaba ser del segundo grupo. La insatisfacción ha estado siempre presente en mi vida. Y es ahora que me doy cuenta que nunca he estado satisfecha conmigo misma. De alguna manera siempre he terminado viéndome como un fracaso. Porque siempre he sentido que tenía que hacer más, que tenía que dar más, ser mejor, ser más lista, más rápida, más hábil, más analítica, más graciosa, más delgada, más guapa, más, más, más. Nunca he sido suficiente para mí misma, y creo que eso me ha hecho sentir que no era suficiente para nadie. El sentimiento de no pertenencia siempre ha estado presente en mi vida. Me sentía rara con mis amigos, rara con mis compañeros, con mis parejas, rara incluso con mi propia familia. Tenía la extraña sensación de estar viéndolo desde fuera, viéndome desde fuera. Suena raro, pero es así. Nunca he sabido quererme, creo que ni siquiera aguantarme en muchos momentos. Mi peor enemigo he sido yo, y creo que mi mayor debilidad ha sido mi miedo, mi cobardía. Si no hacía algo, no saldría mal. Y así poco a poco, me fui convirtiendo en la versión más mediocre de mí misma. Y para autoconvencerme, de que no me quedaba otra, tenía que buscar obligaciones a mi alrededor, que al final, no han dejado de ser otra cosa que la excusa de mi ego, para no vivir.

Por primera vez en mi vida, con la aparición de mi Amo, empiezo a tener otras sensaciones. Me parece que estoy aprendiendo a soportarme, primer paso, creo para de verdad, aspirar a ser yo, un yo que nunca he sido. Y no lo he sido porque yo no lo he hecho, aunque siempre haya encontrado a quién culpar para así quedarme "contenta".

No sé si seré capaz o no de conseguirlo. Pero fuere como fuere, sólo mi Amo ha sabido ver lo que nadie había visto. Ni siquiera yo. Ahora me siento más fuerte, me siento más segura, aunque más no es suficiente, sobre todo pensando desde dónde venía. Todo el mundo cree que soy muy fuerte, muy capaz, muy dura, qué gran mentira. Yo simplemente me siento como una niña asustada a la que le da miedo todo y la que se aterroriza al pensar que ahora que empieza a ver una pequeña lucecita, vuelva a quedarse en la mayor de las oscuridades.

Como dice mi Amo, poco a poco. Y como siempre, yo sólo puedo decirle una vez más, Gracias, Señor.

Shatki

domingo, 21 de junio de 2015

Vivir como si no hubiera mañana


Mi Amo me explica por activa y por pasiva que esta relación tiene por naturaleza fecha de caducidad. Sé que tiene razón, porque siempre la tiene, es algo que he aprendido en estos meses. Pero cuando me dice eso, sólo puedo pensar, ojalá tarde en llegar ese momento. La verdad es que me duele tener esa conversación, porque aún no sé cómo podrá ser mi vida cuando eso ocurra. Las palabras que me dijo en su momento, en nuestra primera conversación, allá por el mes de enero (hace tan poco, aunque parezca que fuera en otra vida), aquello de "el hombre de tu vida soy yo", retumban en mi cabeza. La verdad es que es más que el hombre de mi vida, es la persona de mi vida. Se irá como él dice, aunque su huella siempre permanecerá en mí.

Me gustaría que eso no pasara, que siempre estuviera, aunque entiendo que tenga que irse. Que considere que mi tiempo ha pasado. Siempre dice que yo también lo pensaré, aunque desde lo más profundo de mi alma no creo que eso pueda ocurrir. Hoy escribo desde una gran tristeza interior, una pena que me desgarra por dentro. Tal vez sea porque de tanto decírmelo, empiezo a imaginarlo, sobre todo por la necesidad de no morirme por dentro cuando ocurra.

Todo empezó como una relación que se basaba o que tenía como eje una manera especial de entender el sexo. Poco a poco la presencia de mi Amo fue aumentando, hasta convertirse en mi todo. Hasta que realmente sentí y acepté que yo no era yo, era la esclava de mi Amo. Sin darme cuenta le entregué mi voluntad. Conforme tomé conciencia de lo que suponía esta elección, mi fuerza interior fue creciendo. El tiempo ha ido pasando y he ido evolucionando, en todos los aspectos. Con mis subidas y mis bajadas. Mis aciertos y sobre todo mis errores. Y ante todo con el deseo absoluto de hacer la voluntad de mi Amo.

Ahora miro hacía atrás, y veo a una persona diferente, que se siente fuerte, pero porque tiene siempre ahí a su Amo. No quiero pensar ahora en ello, en lo que puede pasar, o según mi Señor, lo que va a pasar seguro. Si pienso en esa situación siento el vacío horrible, que he sentido en los momentos en los que mi Señor ha estado a punto de dejarme. De pronto me invade una tristeza que hace que sienta una negrura en mi alma que me asusta. No quiero parecer cobarde, porque no lo soy, pero esa idea, que mi Amo no esté, que no pueda contar con él, que obedecerlo no sea lo más importante de mi día a día, me supera. Tengo tanto que aprender, necesito tanto a mi Amo. La angustia me atenaza... y eso creo que me hace aún más vulnerable, me acerca más al error. Aunque no quiero que esto pueda parecer una excusa ante mis meteduras de pata.

Es por todo esto que he estado comentando, por todo esto que siento, por lo que he decidido vivir como si no hubiera mañana. Mi Señor me ha repetido muchas veces que no tengo que vivir en el pasado, porque se fue y no lo puedo cambiar. Tampoco tengo que estar constantemente pensando en el futuro, porque aún no ha llegado. Hay que vivir en el aquí y ahora, que sí se puede controlar. Así que voy a seguir las enseñanzas de mi Amo. Voy a levantarme cada mañana como si fuera el último día que mi Señor va a estar conmigo. De esa manera, voy a disfrutar al máximo de mi suerte. De poder contar con mi Señor. De que tuviera a bien, elegirme. El tiempo que mi Amo quiera dedicarme, tengo que aprovecharlo al máximo y disfrutarlo. No quiero pensar mañana en el tiempo que perdí, martirizándome hoy con el que podría pasar...

Señor, soy, y seré tu esclava. Estés o no estés, lo seguiré siendo. Gracias por elegirme, por estar ahí, y por la paciencia infinita que en muchos momentos has tenido, y estás teniendo.

Shakti

sábado, 13 de junio de 2015

Desarrollar la fuerza interior


Hoy mismo me recordaba mi Amo que todo lo que hago, que todo lo que me pide, no es sólo porque yo haga su voluntad, sino porque esa voluntad siempre se debe a un propósito. Todo lo que viene de mi Señor, todo, siempre tiene un propósito y a veces cuando hablo, puede que no lo deje claro. No conozco a ningún amo más, así que no puedo hablar del resto, pero mi Amo, no me dice nunca que haga cosas por mero capricho. Todo, siempre obedece a un propósito concreto. Yo no lo conozco. A veces puedo intuirlo, y sobre todo ahora, cuando nos vamos conociendo mucho más, mi Amo y yo, pero lo que sí tengo meridianamente claro, es que siempre existe ese propósito. Y esa profunda convicción es la que me guía, y la que hace que haga lo que me pide y ya está. Obedecer sin más es mi obligación, por mi condición de esclava de mi Amo, pero el llegar a este estado, en mi caso se ha visto propulsado precisamente porque mi Amo siempre me ha demostrado que lo que me había pedido que hiciera, y yo había hecho, había servido para algo concreto, había servido para un fin, para alcanzar un objetivo. Al respecto de esto quiero hablar de lo que para mí ha significado dejar de llevar ropa interior.

Una de las primeras cosas en las que mi Señor trabajó conmigo fue en que aprendiera a aceptarme físicamente, y además a gustarme a mi misma. De esto tengo mucho que hablar, pero lo desarrollaré en otro momento. Aquí voy a centrarme en mis problemas con mis pechos. Mis pechos son grandes y además se desarrollaron cuando era muy niña. Desde los nueve años llevo sujetador, y aseguro que por necesidad, no por gusto. Durante toda mi vida, había pagado con ellos muchas de mis frustraciones. Los había demonizado, culpándolos de muchas cosas. Durante la mayor parte de mi vida los había querido ocultar, haciendo auténticas aberraciones para ello, como utilizar una faja tubular para que se aplastaran y no se vieran. Utilizaba sujetadores súper reductores, y aunque tenía algunos bonitos y sexis, básicamente no me los ponía. El primer día que mi Amo me dijo que saliera sin sujetador casi me da algo. Se iba a notar, me daba vergüenza, ¿qué iban a pensar de mi? Y además, no paraba de pensar que son grandes, que se ven caídos, que me hacían parecer una vaca lechera... pese a todas esas tribulaciones, por supuesto obedecí a mi Amo. Me fui sin sujetador y con una blusa abotonada, que dejaba ver gran parte de los pechos. Cuando me bajé del coche llevaba los hombros echados hacia delante, intentando ocultarme, pero a lo largo del día, conforme me fui desinhibiendo mi espalda se fue irguiendo y mi cuello estirando, a la vez que mis hombros volvían a su posición natural. Salí a la calle con la blusa muy desabrochada, y me paseé desafiante por el centro de la ciudad, mirando a la gente a la cara, directamente a los ojos, y experimentando cómo después de mirarme los pechos, me miraban a la cara y al ver que yo no la rehuía, la escondían y se sentían como avergonzados, tanto ellos, como ellas. Vi miradas de curiosidad, de deseo, de desaprobación, de todo tipo... Pero seguí con mi cara alta, mi mirada clara, y mis pezones de punta. Empecé a experimentar una sensación de fortaleza y de poder que hasta ahora no había sentido.

Otro momento fuerte en este sentido fue enfrentarme a una reunión de trabajo, 30 personas, 24 hombres, e ir sin sujetador y con una blusa de licra ajustada, que marcaba la silueta de pechos y pezones, igual que si fuera desnuda. Volví a sentir esa sensación, aunque ahora con más fuerza. No era simplemente que me vieran desconocidos, era tener que inter-relacionarme y además en un ambiente de trabajo.

Después mi Amo me pidió que no utilizará tampoco bragas, así que voy sin nada de ropa interior. Lo de las bragas ha sido muy fácil, no me ha supuesto un reto tan grande como el del sujetador. Pero ahora entiendo perfectamente todo lo que he conseguido por ir así. Me siento valiente, fuerte, poderosa, y eso es lo que irradio, lo que sobre todo en el mundo laboral hace que trasmitas una seguridad increíble, y que puedas desubicar al "enemigo" y llevarlo a tu terreno.

Ahora básicamente ningún día llevo sujetador, ni bragas, aunque reconozco que me gusta muchísimo la ropa interior y que ahora lo que pienso es cuando me pongo sujetador, en llevar uno que sea lo más sexi posible, por tamaño, por forma, color, encajes... Los sujetadores reductores, los que durante toda la vida me han acompañado, ahora han quedado relegados sólo a la práctica deportiva. Y por cierto, ahora me parece que mis pechos son preciosos. La evolución que he vivido a este respecto, gracias a hacer lo que mi Amo me pedía, ha sido absolutamente increíble, porque como decía al principio, no es sólo obedecer la voluntad de mi Señor, es que todo lo que me pide, tiene un significado, un sentido, un propósito. Una vez más, Gracias, mi Señor.

Shakti

lunes, 8 de junio de 2015

Estar a la altura de las expectativas de mi Amo.


Sólo quiero estar a la altura de las expectativas de mi Amo. Sólo quiero hacer las cosas bien y seguir creciendo, seguir aprendiendo, y ser lo que mi Amo espera, lo que quiere. Lo deseo con toda mi alma, aunque si he aprendido algo en estos meses es que desear, querer, creer, etc, no sirven para nada. Sólo hay que hacer. Y eso es lo que yo quiero, hacer. Pero me equivoco. Meto la pata, y decepciono a mi Amo. Siempre sin intención de hacerlo, pero igualmente termino haciéndolo.

Mi miedo más grande ya he dicho muchas veces cuál es. Que mi Amo desaparezca. Me deje, se vaya, no esté. Si pasa yo sé que será por mí, por mi torpeza, por mis miedos, o porque me deje arrastrar por mi peor enemigo desde que empecé a recorrer este, mi verdadero Camino. Hablo de mi Ego. Tan enorme que puede incluso llegar a ahogarme. Lucho contra él. Pero a veces me pilla desprevenida, y hace que le falle a mi Señor, incluso en cosas que son sencillas. Mi lucha diaria por eso es en primer lugar, contra mi propio Ego.

Han pasado casi cinco meses. Mi vida ahora es otra, en todos los sentidos. Aunque la verdad es que es ahora cuando estoy asumiendo en toda su magnitud los cambios tan profundos que estoy experimentado y sobre todo, una cosa, la más importante, cuando estoy asumiendo mi condición. Soy la esclava de mi Amo. Quiero encontrar mi paz, mi equilibrio, mi felicidad, mi todo, a través de hacer su voluntad, sólo su voluntad, siempre su voluntad, porque la mía sé la he entregado a él. Sentir esto es lo más fuerte que me ha ocurrido nunca. Mi Señor, soy tu esclava. Haz tu voluntad en mi. Yo estoy para servirte. Sigo necesitando tu orientación, tu mandato, tu todo, Señor. Sé que a veces meto la pata, que actúo mal. Castígame Señor, porque lo merezco, y sigue enseñándome. Esa es mi vida ahora Señor. Seguir aprendiendo contigo.

Miro hacía atrás, y me veo tan diferente. Cinco meses no son nada, pero a la vez son tanto, Señor. No es sólo el cambio físico que es evidente. Es la diferente manera de ver la vida, de afrontar las cosas, en definitiva de estar en el mundo. Señor, sé que soy una "metepatas", que tengo una debilidad al respecto de la que trabajar y mejorar mucho, pero mi Amo, mi esfuerzo, mi trabajo, mi hacer crecen día a día, porque al fin me he encontrado a mi misma. Porque me parezco a la persona que quería ser, y que no lo era, básicamente porque no hacía nada para ello. No es que haya recuperado la pasión. Mi pasión. Es que ahora es mucho mayor que nunca lo fue. No tengo que decirte nada, ya lo sé, porque tú lo ves, porque tu lo sabes, porque tú lo has provocado. Pero a veces tengo ganas de gritarlo al mundo. Todo es gracias a mi Amo. Voy a seguir haciendo, trabajando, mejorando por y para ti, mi Señor. Lo he dicho varias veces, y lo repito, sólo me puede entender la persona que lo sienta. La fuerza que viene de mi condición de esclava tuya Señor, es muy grande. Así cómo la paz, y la tranquilidad. Porque me reitero, soy y seré sólo tu esclava Señor. Ahora y siempre. Lo era antes de saberlo. Sólo te estaba esperando, aún sin ser consciente. Señor.

Shatki

lunes, 1 de junio de 2015

Mi placer, tu placer, mi Amo.


Después de la tempestad, viene la calma, y así es como me siento. Ahora me siento en paz. Tenía tanto miedo a mi primera sesión con mi Amo. Me daba miedo no estar a la altura. No sabía cómo iba a reaccionar ante el dolor, y sobre todo quería ser fuente de placer para mi Amo. Ya he contado lo que sentí y cómo lo sentí. Fue un estallido de placer, una liberación para mis sentidos, para mis emociones, un carnaval de sensaciones, y todas positivas. El deseo, el placer, el dolor, todos se conjuraron para hacerme tener la hora, probablemente más intensa que hasta ahora he tenido en mi vida. Probablemente por ello, la sensación de vacío cuando mi Amo me dejó, fue tan profunda.

Pero hoy no quiero hablar de eso, quiero hablar de la revelación racional y emocional que he tenido y que he sentido. Como he dicho muchas veces, estas emociones no se pueden entender y comprender en toda su magnitud, hasta que no se sienten. Y yo lo he sentido. El dolor como tal no me produce placer, el placer lo siento a través de mi Amo. Azotarme es placentero para él y eso hace que a mi me guste, porque lo más importante para mí es de todas, todas, que mi Amo disfrute. Sentir en plenitud esta emoción, es muy, muy fuerte. Abandonarse de tal manera a la voluntad de otra persona es algo muy especial. Es algo que no puede de ninguna manera contarse, porque sencillamente, cualquier cosa que se diga sonará irracional.

Además tengo que reconocer que tengo el pleno convencimiento de que sólo quiero sentir los azotes de mi Amo, no de ninguna otra persona. Porque no es en el dolor dónde reside mi placer, es en el dolor que procede de mi Señor, porque sé que a él le satisface. Mi nivel de deseo por él es superlativo. Quiero, bueno, mucho más que eso, deseo, necesito volver a sentir sus azotes y sus caricias, calmando el ardor de mi piel, chupar sus pezones, beber su leche, mientras clava su mirada en mi. Quiero sentirlo dentro de mi, que me llene con su esencia. No deseo otra cosa. No quiero probar a nadie más. No necesito a alguien que no sea mi Señor. Y vuelvo a insistir, lo mejor de lo que estoy contando es sin lugar a dudas, tener la suerte de poder sentirlo, de poder vivirlo. Soy muy afortunada, por todo lo que estoy viviendo, porque mi Amo, pese a todo, ha sido muy paciente y comprensivo conmigo, y aún está aquí. Mil veces he temido que se fuera. Y por supuesto lo sigo temiendo. Que se harte, que se canse... en definitiva que se vaya, pero no quiero agobiarme con eso, porque sólo quiero vivir el momento a momento, y disfrutarlo como si no existiera un mañana. Y como he dicho muchas veces, mi Amo será siempre mi único Amo. Esté o no, yo soy, y seré su esclava. Tengo la sensación de haberlo sido siempre, antes incluso de saber que existía, de conocerlo. 

Lo que más me gusta de todo, es tomar conciencia absoluta de todo lo que acabo de compartir. Ya no me agobio con lo que soy o no soy, con lo que puedo o no. Me da igual. Mi única preocupación es que mi Amo se sienta bien. Disfrute conmigo. Eso es mi TODO. El resto no existe

Shatki