Estoy en mi sexto día de lo que yo misma he dado en llamar "prueba de silencio" y que mi Señor ha decidido que sea de 15 días. Por mi propia naturaleza, callar es una de las cosas más duras para mí, siempre me he considerado un loro, una persona que necesita hablar, escribir, contar. Y precisamente, después de nueve meses de estar constantemente contando a mi Amo todo lo que hago y todo lo que me pasa. De recurrir a él, incluso cuando ha estado más de un día sin responderme, porque yo no he dejado de decirle, de contarle, de explicarle, de preguntarle. A veces no sé cómo no me ha enviado a paseo, por pesada. Precisamente por todo ello, esta prueba de silencio y reflexión me está sirviendo para crecer. Es un poco como el voto de silencio monacal, que se ha de utilizar para pensar, para mirar hacia dentro, para cuestionarse las cosas, para aprender más... todo esto es lo que yo estoy intentando. Pero no en plan trascendente y melodramático. No, sólo intentando revisar y hacer una lectura de todo lo que han sido estos meses, con la perspectiva de cómo veo las cosas ahora.
Después de mi última sesión con mi Señor, ya lo decía en mi anterior post, es como si mi alma hubiera encontrado paz y sosiego. Es algo muy fácil de sentir, aunque a la vez muy difícil de explicar, como casi todo lo que tiene que ver con todo esto. Estar con mi Amo ha hecho que crezca mi confianza en mí misma y en ser de verdad la esclava que él quiere. Ahora no digo que quiero serlo, ahora estoy convencida de que puedo serlo. Estoy totalmente consciente de que esto es lo que realmente soy. Me sentía nerviosa ante esta prueba de silencio, y creo que hace unos meses me hubiera supuesto una desesperación. Ahora no, ahora sólo quiero que vayan pasando los días, pero no lo estoy viviendo con angustia, ni con desesperación. No, simplemente pasan los días y yo me siento tranquila y hasta feliz, porque estoy haciendo todo lo que debo. Cumpliendo con mis obligaciones y haciendo todo tal cual mi Amo quiere que haga las cosas. Como él me ha enseñado. Además el recuerdo de su presencia, de su tacto, de su mirada, de su tono de voz, es suficiente para inspirarme y para motivarme para ser mejor, para querer seguir creciendo, para querer seguir aprendiendo.
Por otro lado, hay algo que por raro que pueda resultar siento. Es una mezcla de orgullo, placer y hasta excitación. Las marcas en mi piel, producto de nuestro encuentro. Me gusta mirarlas y ser consciente de lo que significan. Suponen que tengo un Dueño, que hay alguien que me importan más que yo misma y por eso le he dado todo lo que soy. Mi cuerpo y mi mente. Esas marcas me recuerdan que debo de afrontar las cosas con humildad, pero a la vez con una fortaleza que ni siquiera era consciente de que la tenía. Esas marcas son un regalo, y no estoy loca, estoy probablemente en el momento de mayor cordura de mi vida. Por cierto, pese a que está tan reciente nuestro encuentro, ardo en deseos de que vuelva a producirse. El clima que se creó, las sensaciones, las emociones, son exactamente lo que quiero en mi vida. Ha sido la tercera vez que nos hemos visto, la segunda sesión que hemos tenido. Aún mi Señor no me ha premiado corriéndose dentro de mí. Esta vez ni siquiera pude beberme su leche, no tuve premio, porque venimos de dónde venimos. Pero no importa, todo llegará. Hemos tenido que trabajar tantas cosas, y centrarnos en tantas guerras, con campos de batalla diferentes, que no ha podido ser de otra manera, pero sé que a partir de ahora será cuando podamos ahondar en esta cuestión. Mi Amo tiene mucho que enseñarme, pese a los nueve meses que llevamos juntos, tengo la sensación de que recién acabamos de empezar. Tengo mucho que aprender y todas las ganas del mundo de que mi Señor me enseñe, me guíe, me oriente, me adiestre, me todo.
Después de haber estado hablando tanto tiempo de dolor, poder seguir mostrándome tranquila, serena, sosegada y confiada me parece mentira. De alguna manera tengo la sensación de que se está cerrando el círculo, pero con un cierre que no significa un final, no, sino que siento que es todo lo contrario, siento que va a ser un nuevo principio, o mejor dicho, que va a ser EL PRINCIPIO de verdad, el real.
Me muestro feliz, esperanzada, y con la sensación de haber madurado. Ha desaparecido la angustia, el miedo y la desesperación Señor. Ahora sólo está la esperanza, la ilusión de según tus palabras, estar cerca, Señor. Gracias, como siempre, y aunque no hablemos directamente, tu esclava está haciendo todos sus deberes con más ímpetu y ahínco que nunca, porque ya no te voy a fallar, Señor.
Tu Shakti.