El día 13 hizo exactamente 7 meses que llegaste a mi vida, Señor. Me gusta acordarme de aquel día, mirar hacia atrás y ver el largo camino que hemos recorrido, y me gusta pensar que aún el que nos queda es infinitamente más largo. También es cierto, que a veces no sé si es simplemente un deseo, o realmente pude llegar a ser. Estos últimos meses han sido inciertos, dolorosos. Por cada paso hacia delante que he dado, he dado dos hacia atrás. Así que el futuro, es cada vez más incierto, y esto me debe de hacer centrarme sobre todo en el presente.
Señor, ahora me veo, me miro por fuera y por dentro y me gusta pensar que soy una mujer nueva, aunque realmente no es así. Todas las marcas del pasado están en mí, pero lo que sí soy es una mujer diferente, muy cambiada. Me has hecho valiente, fuerte, has sacado mi lado más provocativo y provocador, has potenciado mi sexualidad, enseñándome nuevas cotas de placer y revelándome mi verdadera esencia. Pero sobre todo, Señor, me has mostrado la grandeza de la humildad, la fortaleza de la serenidad y la total entrega a la acción para avanzar, para mejorar, para superarme. Buscar tu bienestar por encima de cualquier otra cosa. Dejar mi voluntad a lo que la tuya quiere, y hacer todo lo que hago con la idea de por todos los medios a mi alcance, complacerte, Señor.Esa soy yo ahora. Siempre te lo digo y hoy lo vuelvo a hacer, muchas gracias por todo. Sabes que sin ti no lo habría hecho, no habría podido, ni sido capaz.
Estos dos meses de castigo y de incomunicación, aunque parezca un contrasentido por todo lo que he sufrido, también te los tengo que agradecer, Señor. Me diste tanto, y me acostumbré a tener tanto, Señor, que quitármelo de golpe me ha hecho ser consciente en toda su envergadura de lo afortunada que era, y de lo desgraciada que me siento ahora.
Todos estos meses he sentido que tenía mucha suerte, Señor, pero no tenía la medida real de cuánto. El haber estado relegada totalmente al ostracismo por ti me ha hecho sentir muchas cosas, Señor, incluso contradictorias. Tras esa desesperación porque no estabas, porque te perdía, porque no podía pensar en mi vida sin ti, vino la calma. No hay nada que quiera en el mundo más que ser tu esclava, bueno sí que tú también lo quieras, por eso lo único que está en mis manos es demostrarte con hechos y no con palabras, que esto es así de verdad y no sólo de boquita, mi Amo. Podré o no conseguirlo, pero no me estoy guardando nada para mí, todo te lo estoy dando. Sólo quiero ponerme delante de ti y si no lo consigo, saber que lo he intentado con toda mi alma y me he dejado la piel en ello.
No quiero ni pensar en que me vuelvas a aceptar, en volver a estar contigo, en poder sentirte de nuevo, y en que me cojas y hagas conmigo lo que quieras, Señor. Me excita tanto y me hace tan feliz esa idea que prefiero no pensar en ello. Es cierto que estos últimos días, poco a poco te siento más cerca, pero no quiero emocionarme, ni dejarme llevar, porque después de esos momentos, ha vuelto el silencio, el abandono.
Cada semana, aunque no te pregunte, entiendo que mi prórroga se va ampliando y eso hace que me sienta feliz. La conversación que tuvimos hace unos días, cuando me dijiste, con todos los peros del mundo, que podría tal vez pasar una noche contigo, o que podrías aparecer de alguna manera en mi vida, es el más grande chute de motivación que se puede tener, aunque ahora que parece de nuevo tan lejano, también es de nuevo esa sensación de pérdida que hace que me sienta tan triste, tan poca cosa, tan insignificante.
Es cierto que como muy bien dices puedo estar empezando a sentir ciertas inquietudes, que de alguna manera, siempre me has dicho que estaban ahí. No pienso en ello porque sé que para nada estoy preparada y me parece arrogante por mí parte pensar en que yo podría hacer con alguien, una mínima parte de lo que tú has hecho conmigo Señor. Además, Señor, necesito disfrutar y vivir en toda su plenitud, mi condición de ser tu esclava (si finalmente vuelves a aceptarme), antes de otra cosa, Señor. Es lo único en lo que puedo pensar ahora, porque además todo pasa por eso. Sólo quiero hacerlo lo mejor posible y poder ser la esclava que tú quieres, que tú necesitas. Yo estoy en un segundo plano, tú eres lo más importante, Señor.
Jamás pude pensar en sentir esto, en querer esto. Ahora lo que no sé es cómo poder volver a "antes" si decides que no quieres volver a aceptarme. Espero no tener que saberlo, aunque si sucediera, pese a todo, intentaría seguir siendo digna de ti, y de todo lo que me has enseñado. Señor.
Tu Shatki