Llevo mucho tiempo sin escribir, muchísimo y no porque no sienta, no porque haya abandonado, simplemente era incapaz de conseguir dar forma a todo lo que estoy viviendo. Desde que empecé a compartir con toda aquella persona que le pueda interesar mi camino, nunca había estado tanto tiempo sin escribir, sin contar, sin decir. Una vez pasada esa necesidad inicial de contar todo lo que estaba viviendo, de intentar poner nombre y apellidos a reacciones y sensaciones y hasta a acciones que para mí me eran extrañas, ahora estoy viviendo un proceso de interiorización, casi me atrevería a decir, con mucha modestia que es una fase de madurez y de asunción de toda una serie de realidades y sobre todo de comprender, de aceptar y de reconocer a mí misma que además de las sensaciones y de las emociones, también existen sentimientos que se desbordan y a los que por miedo o incluso prejuicio, no les voy a poner nombre.
Después de esas fases de subidas y bajadas, de auténticos carruseles, intentando explicar y comprender todo lo que estaba viviendo con mi Amo, hoy he dejado de hacerlo. Ahora vivo con tranquilidad una situación que se me antoja normal para mí, coherente con mi esencia, aunque incomprensible para el universo. Quien haya vivido un proceso similar, entenderá que al principio mi razón quisiera dar coherencia a lo que me pasaba, a lo que vivía, a lo que sentía. Ahora soy consciente de que la razón, en este mundo de sensaciones y emociones, no tiene nada que hacer, porque es incapaz de aportar.
Hace mucho tiempo que dejé de intentar ponerle nombre o explicar el cómo y el porqué de mi relación con mi Amo, porque ni siquiera encuentro dentro del BDSM una forma de explicarlo. Es la luz que me guía, el faro que muestra mi norte... me da igual no entender muchas cosas de las que me pide, porque mi confianza en él hace que simplemente lo obedezca, sabiendo que seguro que es lo mejor para mí.
Soy su esclava, y mi sumisión a él no se centra en el sexo, que desde luego no es el aspecto central, ni mucho menos de nuestra relación, yo incluso diría que es muy, muy secundario y por momentos, casi insignificante, aunque haya mucha gente que no podría entenderlo. Esto es diferente y va mucho más allá de. No es ni mejor, ni peor, es sólo diferente. Por eso a veces me cuesta tanto entenderlo, y por eso me ha roto los esquemas en muchas ocasiones. Ha hecho que me plantee de todo, eso es lo cierto, pero ahora ya no quiero hacerlo.
Esta mujer que os escribe hoy, no tiene nada que ver con la que empezó a hacerlo hace ya año y pico. Soy diferente por dentro y por fuera, y sobre todo, soy mucho más fuerte, mucho más segura, mucho más yo. Resulta increíble que el ser la esclava de mi Amo, me haya hecho ser más libre de lo que nunca fui, de lo que nunca imaginé. Aquellas personas que piensan en una sumisa o sumiso o lo que es más, esclava, como en un ser débil, abnegado o servil, no tiene ni idea de la tremenda fuerza interior que poseemos, fraguada en la humildad, y el entrenamiento en muchos aspectos, tanto físicos como emocionales. Ser capaz de poner por encima de todo, el satisfacer y el agradar a esa persona en la que has decidido confiar de forma ciega, te hace desarrollar habilidades, emociones, sensaciones y sentimientos que te vinculan sobremanera a esa persona, pero que distan mucho de ser aplicables al resto del mundo. Me explico. Odio obedecer, que me digan lo que tengo que hacer o cómo, no saber ciertas cosas, no poder decir determinadas cuestiones o preguntar por otras... saberme una más... esto es ahora mucho mayor que antes, porque cuanto más obedezco a mi Amo, y me entrego a él, menos me importa el resto del mundo y lo que pueda querer y cómo... Obedecer y entregarse a un Amo, no significa para nada encontrar la felicidad en la obediencia de por sí... para nada, o al menos ese es mi caso. De hecho, hay una pregunta que me ronda por la mente ¿sería capaz de obedecer a otro amo? ¿sería capaz de poder entregarme a otra persona? Desde que mi Amo entró en mi vida, siempre he creído que de ninguna manera... aunque, no sé... siento que no, pero no quiero parecer vanidosa o con un ego más grande que yo misma.
Lo cierto es que sea como sea, soy Shakti, soy la esclava de mi Amo. Sigo aprendiendo, ahora sobre todo de mí misma. Me he quitado la venda de los prejuicios y la máscara de la razón. Al fin me he dado cuenta de que no se trata de entender, o de calificar, se trata de atreverse a sentir, de querer vivir. Esta es sencillamente mi verdad, y así quería compartirla. A veces cuando leo otros blogs, y post en diferentes comunidades bedesemeras, me siento muy ajena, muy extraña... parece mentira, pero todo este tiempo después, casi podría decir, que en muchas cosas, tengo incluso más dudas e incertidumbres que en mis comienzos... No sé si es un proceso lógico o ilógico, pero lo que sí puedo afirmar es que este está siendo mi proceso.
Shakti.