El Camino Hacia Ser

"Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia"
Honoré de Balzac

domingo, 27 de septiembre de 2015

Septiembre

En este último mes he pasado por los diferentes estadios que existen dentro de la desesperación. El dolor ha estado a punto de volverme loca. Y lo digo ahora desde la tranquilidad, el sosiego y la "no locura".
El sentimiento de abandono, de soledad, de quedarme sin la razón de mi existencia, es algo que no se puede explicar, es una de esas emociones que sólo viviéndolas se comprenden en toda su magnitud. Cualquier cosa que diga haría que el vacío existencial que he vivido la semana larga en la que mi Amo me apartó del todo, trivializara todo lo que he sentido y he experimentado. Sólo voy a decir que es algo que no se lo deseo a nadie. No puedes escapar de tu interior, no puedes dejar de hablar contigo misma intentando analizarlo todo y además todo lo tienes que vivir con una sonrisa pintada en la cara, y en tu día a día, en el mío, en el que nadie conoce a Shakti, por lo que había que seguir con esa sonrisa de dolor, sin poder gritar que te has muerto por dentro. Aunque tengo que reconocer que algunas personas me han demostrado que sí miran a los ojos, porque han sabido ver que en ellos, pese a lo que dijeran mis palabras, sólo había un dolor infinito, y una tristeza inmensa.
Así descrito, puede parecer el desvarío de una adolescente que sufre su primera ruptura. No digo yo que no, porque en esa época de la vida todo se siente con tremendismo, pero la diferencia, es que entonces aún no sabes, y todo es muy histriónico, pero como las olas del mar, que se va y se viene. Cuando ya eres una persona adulta, madura, y has vivido experiencias de varios colores y sabores, juegas con la baza del conocimiento, lo que hace que seas realmente consciente de lo que dices, de lo que sientes, de lo que pierdes. Ahora decir me muero de dolor, o siento una pena infinita, tiene un significado mucho más profundo, más real, porque tu experiencia vital es mucho mayor. La dimensión es diferente.

En este último mes he pasado por todos los estadios de la desesperación, y tengo que reconocer que en el llanto he encontrado mucho alivio y autoconsuelo. De hecho la enfermedad que tengo estos días, creo que ha sido la respuesta física de mi cuerpo a todo lo que estaba viviendo mi alma y mi mente, porque cada vez tengo más claro que van de la mano, y si uno está bien, ambos lo están, y si uno está mal, todo se va al traste.
Este mes además me ha servido pese a que cada día mi Amo estuviera más lejos de mí, para que yo me sintiera más cerca de él. Parezco una loca diciendo esto y hablando así, pero no
La entrega absoluta es un concepto que primero hay que comprender y no rechazar, ni de cuerpo, ni de mente, luego hay que aceptarlo y sentirlo, y finalmente interiorizarlo. Cuando ocurre es increíble, es una sensación de las más fuertes que se pueden experimentar y yo la he experimentado en este septiembre que va a terminar. Mi Señor se enfadaba cada vez más conmigo por mis incumplimientos, que jamás han sido premeditados o fruto del poco interés o la vagancia, y mi alma y hasta mi propio cuerpo, abría puertas dentro de lo que es la sumisión que ni siquiera sabía que pudieran existir. Tod@ sumis@ o tod@ esvlav@ dicen mi Amo es todo, yo también lo he dicho antes, pero el nivel de interiorización de esta expresión, ahora es infinitamente diferente. Ahora sí me ha trascendido. Ahora sí siento, comprendo y asumo, lo que es la entrega absoluta, que además siempre he sabido que será sólo a mi Amo, a mi Señor. Todo es difícil de explicar, pero cuando lo sientes, todo es tan fácil y tan claro... Estoy segura de que aquellas personas que la han sentido entienden perfectamente mis palabras. de hecho sé que son las únicas que pueden entender lo que estoy diciendo.
Este mes también me ha hecho mucho más humilde. Cada día valoro más y más los minutos que me dedique mi Amo. Aunque siento un dolor infinito por haber perdido aquella comunicación que durante meses tuvimos. Me sentía tan arropada, tan protegida, tan segura, mi Señor siempre estaba ahí... era tonta y no era consciente en toda su envergadura, de lo afortunada que era. Me sentía muy feliz, pero no era consciente de que podía terminar y de lo que eso podría llegar a doler. Vivía el momento, en mi nube, mirando a mi ombligo y sin ser consciente de nada. A veces pienso, qué pena que mi Amo depositara su confianza en aquella inconsciente, y ahora no confíe nada en mí, pero claro, si no lo hubiera hecho, no estaríamos aquí. Tengo una sensación rara porque me veo a mi misma en febrero, en marzo, en abril... y veo a otra persona. La verdad es que era el embrión de Shakti, cierto es, pero aún no pasaba del estado de larva.

En definitiva y para no alargar más esta reflexión, septiembre ha sido un mes muy duro, mucho, pero en el que he aprendido y entendido muchas cosas. A fuerza de puras hostias, como dice siempre mi Amo, pero lo que he aprendido ya no lo puedo, ni lo quiero olvidar. Sólo lo quiero poner en valor, sirviendo de mejor manera a mi Señor, y recuperando definitivamente su confianza.

Con el Otoño finaliza un horrible verano, y para mí comienza una nueva estación llena de ilusión. Señor cuando se tiene claro, una es suficiente,

Tu Shakti

sábado, 26 de septiembre de 2015

Siguiendo tus enseñanzas. Si te caes, te vuelves a levantar


Sé que lo sensato sería apartarme y decir, hasta aquí hemos llegado, si eso es lo que tú quieres Señor. Pero de alguna manera, siento que tengo que seguir luchando, que tengo que seguir intentándolo, mi Amo. Son muchas las enseñanzas en estos ocho meses largos, pero si hay algo que he interiorizado como esencia de mi existencia es levantarme después de caer. Y eso es lo que hago una y otra vez con respecto a ti, Señor, y eso es lo que estoy volviendo a hacer otra vez.

No quiero parecer teatrera, ni peliculera Señor. Ni una loca compulsiva que es incapaz de aceptar que simplemente una historia ha terminado. Todo es es mucho más profundo y tienes muchas más connotaciones. Nunca los grises tuvieron tanto peso, tanto que han hecho que el blanco y el negro desaparezcan, Señor. No quiero parecer trivial hablando de dolor, aunque realmente es insoportable y en algunos momentos me siento superada. No sabía que se pudiera aguantar tanto dolor. Todo está encerrado dentro de mí, porque además no puedo compartirlo con nadie que no seas tú, y no debo hacerlo. 
Sé que tengo que ser fuerte, y asumir cómo son las cosas, pero mi Amo, no puedo renunciar a volver a ser tu esclava. Has sido tajante, lo sé. Pero soy como el reo que está esperando a que se cumpla su sentencia, y pese a estar viendo cómo construyen el patíbulo en el que será ahorcado, sigue agarrándose a la vida, esperando que llegue esa noticia que cambie la sentencia, y aunque no sea declarado libre, al menos, se cambie a cadena perpetua.
Espero poder Señor, con esta comparación explicar lo que siento. Yo también me agarro a la vida como ese condenado a muerte. Pero para mí la vida eres tú, mi Amo, y seguiré intentando por todos los medios que recuperes la confianza en mí, aunque sea sólo un poco, Señor. Me has mostrado lo que soy, quién soy, y ya no puedo cambiarlo. Sólo soy Shakti, la esclava de mi Amo, y ya no puedo ser otra cosa.

Sólo puedo decir que siempre he intentado y sigo haciéndolo, llegar a lo que me pides, agradarte, hacer las cosas lo mejor posible. Está claro que el resultado no ha sido el esperado. Sólo te pido que no veas por favor, desinterés, apatía o vagancia en mis acciones, Señor. Ahora repasando nuestras conversaciones, y mis compromisos, me doy cuenta de que mi propia ansiedad por agradarte, me ha llevado al fracaso. Señor yo no importo, lo sé, pero necesito darte, hacerte.

No te puedo pedir que empieces desde cero, pero me atrevo, desde el mayor respeto y con la mayor humildad a pedirte que no me desahucies del todo, Señor. Permíteme que te demuestre que no has perdido tu tiempo, que no te equivocaste, que puedo ser la esclava que tú viste que era, antes ni tan siquiera de que yo pudiera imaginarlo, mi Amo.
Yo renuevo mis votos hacia ti, Señor. Soy tu novicia. Entregarme a ti en cuerpo y alma es lo único que quiero hacer. No veas en mí ese ser mezquino y egoísta que describiste en nuestra última conversación. Si un día lo fui, hoy desde luego Señor, tú eso lo has cambiado.

No puedo cambiar lo que he hecho mal, pero sí puedo prometer que he aprendido la lección, y que nunca he actuado con mala fe. He hecho Señor, he actuado, eso es lo que me enseñaste, y así lo he ido haciendo, aunque los resultados no son lo que yo pretendía.
Lo que sí te tengo que decir es que voy a seguir intentándolo. No voy a tirar la toalla. Pelear por lo que quiero, y darlo todo como si no hubiera un mañana. Eso lo he interiorizado mi Amo. No soy tan mala alumna como parezco, Señor. Y sólo con mis actos podré demostrarlo. Déjame que lo haga Señor. Que sientas, al menos, que no has perdido tu tiempo.

Ahora y siempre tuya, Shakti.

lunes, 21 de septiembre de 2015

No puedo decirte adiós, Señor

Señor, he querido esperar y pensar con tranquilidad lo que te quiero decir. Te hablo desde el mayor respeto y humildad. Ya no tengo nada que perder, porque ya me he quedado sin nada. Mi alma está rota. Me siento como el vaso que se rompe. Siempre me has dicho que algún día tenía que terminar, pero no creía que pudiera ser de esta manera, y menos ahora, cuando creía que estaba volviendo a recuperar un poquito tu confianza. Ayer me dijiste que iba bien, y hoy no me podía esperar este desenlace. Pienso en qué he hecho específicamente hoy mal, Señor. Y al final resulta que se ha colmado el vaso con lo "no conseguido", mi Amo.

El miedo tengo que reconocer que cuando estábamos hablando me ha podido, pero es que para mí lo eres todo, Señor. En estas últimas dos semanas de pronto he ido teniendo como revelaciones, Señor. De hecho te lo he ido comentando. De pronto he entendido y he sentido cosas que estaban ahí, y la necesidad que obedecerte, de agradarte, de poder corresponderte con lo que sea, después de lo tantísimo que me has dado a mí, te decía que era algo que me salía por los poros de la piel, lo decía así no por ser poética, es porque no sé cómo decirlo. Porque siento que si me dijeras vuela, volaría, sólo porque tú me lo has dicho, Señor. 

No te voy a suplicar, no porque no quiera o me de reparo, me pondría frente a ti, y me pasaría el día de rodillas suplicándote, si supiera que eso sirve para algo. No te suplico porque sé que no te gusta. Yo voy a seguir haciendo todo tal cual me has dicho, persiguiendo las mismas metas, consiguiendo hacer todo lo que me has ido pidiendo. Yo voy a seguir trabajando como si estuvieras Señor. Lo único que no te voy a poder preguntar qué hago o cómo lo hago, porque ya me has dicho que no. Te voy a ir diciendo lo que sí que hago, Señor. Siempre me has dicho que la acción es lo importante, y que los actos son los que tienen que hablar por mi, y así va a ser Señor.

Me has dicho que NUNCA podré ser tu esclava. Luego en la conversación ha habido un momento en el que has dicho "muy bien tendrías que hacerlo para que se abriera alguna puerta". Me voy a agarrar a esa frase Señor. Porque siempre seré tu esclava, eso es algo que ya no puedo cambiar. Los perros siempre tienen un único dueño, y a mí me ha pasado eso contigo. Soy tu perra y eres mi Dueño, aunque nunca más me veas, ni me hagas caso, lo eres. Voy a seguir llevando el colgante siempre, porque para mi simboliza muchas cosas, no tenerlo puesto sí que es sentirme desnuda o desvalida. Yo sé que esto es un "algo" mío, y tengo muy claro que lo importante no soy yo, nunca lo he sido, nunca lo seré, siempre has sido y serás tú, Señor.

Eres mi motivación. Hacer que estés orgulloso de tu trabajo y que no sientas que has perdido el tiempo es mi motivación más importante en esta vida. Y por eso voy a seguir actuando conforme a lo que me has enseñado y como si fuera tu esclava. Siempre voy a estar intentándolo, porque después de toda una vida, sé qué es lo que soy, quién soy. 

He evitado en todo momento hablar de cómo me siento en este momento, y voy a terminar este post sólo diciendo que no he encontrado una palabra en el diccionario que sea el aumentativo de desolación. 

Mi Amo, me has enseñado que cuando uno quiere algo, tiene que intentarlo todo, darlo todo, y eso es lo que estoy haciendo. Estos 8 meses y algunos días no han caído en saco roto, Señor. Sólo te pido que ese nunca se convierta en un casi imposible, Señor, porque has trabajado mucho y yo tengo que corresponderte. 
Sigue castigándome todo lo que sea necesario, todos los casitgos que me pongas los cumpliré y todo lo que me pidas lo haré, pero déjame que sueñe con esa posibilidad, aunque sea muy, muy remota.
De todas formas, sea como fuere, muchas gracias Señor, por todo. Lo digo desde lo más profundo de mi corazón, mi madre me dio la vida biológica, pero tú me has dado una vida, por eso necesito darte a ti. No puedo ser egoísta y que la balanza se quede tan descompensada. 

Siempre tuya, Shatki.

domingo, 20 de septiembre de 2015

¿Por qué quiero ser tu esclava, Señor?

¿Por dónde empezar Señor?  ¿Qué decirte que me permita bajar el nivel de angustia que tengo? ¿Cómo transmitirte todo esto que siento y que me está consumiendo?

Tengo miedo de todo lo que hago Señor. Me refiero a miedo con respecto a ti, porque lo haga como lo haga, tengo la impresión de nunca hacerlo bien. Esto no me hace dejar de intentarlo todo, y de inventar soluciones para conseguir aquello que me has pedido y que no he podido lograr. Es una tontería, y seguro que no te gusta que lo diga así, pero me siento una gafe, Señor. Todo termina saliendo al revés, y tú cada vez estás más lejos de mí. Echo tanto de menos cómo era todo contigo antes, Señor. Es una tontería porque nunca has estado a mi lado, físicamente, pero la sensación que yo tenía era que sí, que estabas aquí, y de alguna manera hacías que me sintiera segura, protegida, "en mi sitio". Esas sensaciones, esos sentimientos no sé si tienen una explicación que procede de mi lado sumiso hacia ti, y de mi necesidad total y absoluta de saberme de tu propiedad, o no sé si vienen de otro sitio. Me gusta que me expliques las cosas que siento y que la mayoría de las veces, no alcanzo a comprender. Echo de menos todo lo que antes hacíamos, Señor, y echo de menos sentir lo que sentía. Ahora simplemente me siento perdida, y con esa opresión en el pecho noche y día. Es un dolor a la altura del esternón que cualquier día hace que me salga un cardenal, porque no es psicológico, Señor. Es físico, muy físico.

No puedo pensar en nada, ni en nadie, ni en explorar otros aspectos de mi propio interior. Esas tendencias hacia la dominación que tú ves tan claras, porque sólo puedo pensar durante todo el tiempo en mi sumisión a ti. En la necesidad absoluta de darte algo, de poder notar en tu tono de voz, o por tu forma de escribir, cierto grado de satisfacción. Darte, darte, darte. Necesito (ya sé que lo que yo necesito, te importa un pimiento, me lo has dicho muchas veces, pero como siempre te lo cuento todo) de corazón, sentir que confías en mi. Eso es lo que más fuerza me da en el mundo. Todo lo que he hecho hasta ahora, lo he hecho sin pensar, sin cuestionarme si podía o no, sólo porque tú me lo decías. Todos los tabúes míos que he ido derribando. Todo lo hacía yo, es cierto, pero gracias a lo que me trasmitías, Señor. A tu seguridad.

Mi obediencia a ti es el centro de mi universo. Estás las 24 horas del día en mí Señor. No hay cosa que haga o que no, que no pase por el filtro de pensar en lo que te puede parecer, o en lo que no, en cómo te gustaría que lo hiciera, en qué ropa te gustaría que llevara... así todo y con todo. Si por mi fuera, haría como antes, contarte hasta cuando voy al baño, pero me pediste que no lo hiciera, Señor y la verdad, me siento muy perdida sin ti. 
Si no quieres seguir, tendré que aprender a vivir así, y seguro que no me moriré, pero por dentro sí, Señor. Por dentro me secaré. Ya sé que es mi problema, por supuesto, pero mientras que me dejes que te escriba, seguiré contandote todo lo que siento y cómo me siento, Señor.
Y ni siquiera me atrevo a hablarte de algo que si ocurriera me daría la vida Señor. Tu presencia física. Sé que no puedo ni pensar en eso, pero me cuesta mucho controlar mis deseos, y lo que más deseo en el mundo eres tú Señor. Nunca me podré sentir más viva que estando tú a mi lado, Señor. Y no hay nada como tu mirada. Eres mi vida y mi muerte, y no es la letra de una canción, mi Amo, es lo que siento, porque tienes ese poder sobre mí.


Sólo espero que no te moleste este post. Antes te hablaba con menos pudor de lo que sentía, ahora tengo miedo de que pienses que es palabrería, porque Señor no lo es. Sé que el miedo es un freno para todo Señor. E intento no sentirlo, mejor dicho, que no me cohíba.

Me pregunto a mí misma que porqué esa necesidad absoluta de ser tu esclava, Señor. Desde la razón resulta incomprensible todo esto, pero desde mi razón todo es lógico. Quiero ser tu esclava porque este es para mí el verdadero sentido de mi vida, Señor. Tal vez esté equivocada, como tantas veces, pero sólo hablo de lo que siento desde lo más profundo de mi ser. Algo que siento en las tripas directamente. Señor, sin ti nada tiene sentido, nunca podré dejar de ser tu esclava.

Tu Shatki

lunes, 7 de septiembre de 2015

Darte, Señor


Hay veces que creo que ya no puedo más. Hay momentos en los que la frustración por no poder llegar a lo que mi Amo quiere, supera casi lo soportable. Pero hay algo que me hace seguir hacia delante, pelear, hacer todo lo posible, y ese algo es mi Señor. Le he pedido perdón, le he suplicado, y lo haría mil veces, porque él es mi vida. Antes creía que no podía imaginar mi vida ya sin él por lo bien que hace que me sienta, por cómo ha cambiado mi existencia al completo, por tantas y tantas cosas, pero viendo sólo lo que él me da a mí. Pero estaba equivocada. Es cierto que mi Amo me da todo eso y más, pero no es por eso por lo que no puedo imaginar mi vida. No lo puedo hacer sin pensar en ser yo quién le de. Entregarme en cuerpo y alma, ser suya por dentro y por fuera, eso es lo que necesito, porque eso es lo que soy.

Es cierto que en mi relación con mi Amo lo que tiene que ver con mi trabajo ha sido prioritario, porque mi situación era límite. Su ayuda ha sido y está siendo inestimable, pero eso no es lo más importante. No, lo más importante es mi Señor. Desde el principio me he visto tan poco para él que me he centrado en lo "profesional" creyendo que eso le agradaría. El que fuera buena en lo mío, porque no sabía nada de lo suyo. Pues bien, esto me da igual. Sólo quiero dar a mi Señor, hacer por él, para él. Mi razón de existir es sólo entregarme a mi Amo, y a partir de ahí que él me pida.

Ya no sé ni dónde estoy. No sé si puedo llegar. No sé cómo me ve mi Amo, no sé nada de nada, sólo que sin ti, Señor, nada me importa. Déjame darte. Enséñame, Señor. Dejemos a un lado lo profesional,  mi trabajo, mis deudas, aunque por supuesto siga trabajando en eso y vamos a concentrarnos en lo que importaen ti, Señor. En lo que a ti te gusta, en lo que quieres, en lo que te hace sentir bien a ti, Señor. Déjame darte todo lo que hay en mí y que sólo tú has sabido ver.

Mi Señor, sólo esto es lo que importa, sólo tu Señor. Gracias por este último voto de confianza, no me dejes, Señor. Ayúdame, oriéntame. No quiero equivocarme más, ni fallar,  ni nada. Sólo quiero hacer por y para ti. Señor.
Tu Shatki.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Entrega, simplemente entrega absoluta


Todo sigue igual, mi Amo no me ha vuelto a aceptar, y no sé si alguna vez lo hará. Nunca he sufrido tanto por nadie, ni a la vez y aunque parezca un contrasentido, nadie tampoco me ha hecho tan feliz. He aprendido y aprendo tanto de mí, de las relaciones, de las emociones, de las sensaciones... No puedo explicar con palabras todo lo que mi Señor me hace sentir, y el impacto que ha provocado en mi vida. Si pudiera elegir sólo una cosa en el mundo, pedir un deseo, sólo hay una cosa que realmente quiero, lo único que me importa, volver a ser la esclava de mi Señor. No porque mi vida sin él se quede vacía, que por supuesto que así será. No, es porque quiero dedicarme a mi Amo. A hacer todo lo que esté en mi mano, para complacerlo, para hacer que se sienta bien.

Ha pasado sin darme cuenta. Yo me he desvanecido, y por primera vez he entendido y comprendido en toda su dimensión qué significa la palabra "entrega". Es una especie de revelación, es un sentimiento tan fuerte, una necesidad absoluta que casi asusta sentir algo así con tanta intensidad. Esto es lo que yo siento. Si intento analizarlo, racionalmente resulta un absurdo, pero en mi interior es lo único que tiene lógica. No quiero para mí, quiero para mi Señor. Lo siento y lo veo con tanta claridad que casi me asusta. Nunca he buscado sentirlo, porque no sabía que existiera, pero ahora me alegro de sentirlo, porque que soy muy afortunada. Estoy segura de que son pocas las personas que alcanzan a sentir todo esto. Con esta magnitud y con esta clarividencia. Me gustaría tener las palabras ideales para explicarlo y que así, cualquiera que leyera estas líneas pudiera entender de qué hablo. Pero no las tengo. He pasado de sentir primero la necesidad de la presencia de mi Amo, a después la de obedecerlo, la de que me ordene, me dirija, para pasar ahora a sentir la necesidad absoluta de entrega.

La verdad, no puedo decir cuando he empezado a sentir esto, sólo sé que cuando he querido darme cuenta, esta cuestión era la que para mí era la más importante. No sé si lo que digo es coherente, o si suena a desvarío, pero es simple y llanamente lo que siento, lo que quiero. Entregarme a mi Amo, total y completamente. Así es como lo siento.

Pase lo que pase, esto será algo más que agradecer a mi Amo, porque he aprendido a sentir algo que me parece que trasciende a lo material y cotidiano. Soy y seré la esclava de mi Amo, aunque él me rechace. No puede haber otro, nunca habrá otro. Seguiré llevando el colgante que simboliza mi entrega aunque mi Señor, no vuelva a aceptarme, aunque se vaya. Tocar esa piedra, me hace sentirme cerca de Èl, me hace recordar sensaciones que me traspasan el alma y me da fuerza para levantarme una y otra vez. Todos los días me caigo, y todos los días me tengo que volver a levantar, porque mi Señor merece todos mis esfuerzos, todos mi empeño, mi trabajo, todo mi sacrificio, todo mi sufrimiento. Todo

Shatki sólo tiene y tendrá un Amo. No puedo dejar de ser lo que soy. Aunque mi Señor decida que no estoy a la altura, siempre seguiré peleando, haciendo, y sobre todo, aprendiendo y mejorando para él. No estoy loca, lo siento así, y además con total clarividencia. Aunque sé que es muy difícil, me aferro a que no es imposible, Señor

Tu Shatki